La flexibilidad que conviene para ambos lados de la frontera

La flexibilidad que conviene para ambos lados de la frontera

La exportación, y hasta la importación (muy poca por cierto) entre Haití y República Dominicana son factibles sin el desbarajuste de mercados a la intemperie que propicia la entrada libre desde allá, y sin identificaciones personales, a cientos y quizás miles de compradores. En los hechos, consiste en una desaparición semanal de límites geográficos facilitadora de la inmigración irregular. Procede que el masivo intercambio de mercancías por dinero ocurra desde ahora en adelante fuera de la geografía nacional. Si los haitianos requieren tan crucialmente bienes dominicanos que aquí les cuestan menos, deben recibirlos y pagarlos en su propio territorio. Y si el desabastecimiento por la drasticidad del bloqueo aumenta tensiones y exalta animadversiones contra el país que paraliza el ingreso de alimentos, las flexibilidades prometidas por el presidente Abinader restarían fuego a la caldera que, al decir de algunos, estaría a punto de estallar con pobladas ante fusiles.

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De hora en hora, la paralización de acceso al mercado haitiano para voluminosas mercaderías resta considerables ingresos a medios de producción locales que están llegando al límite de su capacidad de resistir la caída de exportaciones y las mitigaciones -de limitado alcance- que el Estado aplica representan junto a gruesos gastos de defensa, demasiado sacrificio para sus finanzas. Por demás, la zona industrial fronteriza Codevi, de capitales dominicanos y exitoso ensayo desarrollista binacional, debe volver a la marcha normal de actividades.

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