La flor, protagoniza “Diario de amores” de Mariojosé Ángeles

La flor, protagoniza “Diario de amores” de Mariojosé Ángeles

Mariojosé Ángeles nos acaba de regalar una muestra fotográfica y de videoarte que concitó una acogida muy favorable de sus colegas del pincel, de la crítica especializada y del público visitante. “Diario de amores” fue montada en Puerta Amarilla, de la Ciudad Colonial, espacio expositivo de la Fundación LiLeón y se enmarcó en la gama de exposiciones con motivo de la XI edición de Photoimagen que auspicia la Fundación Imagen 83, dirigida por la artista del lente Mayra Johnson.

El eje temático principal de este trabajo fueron las flores más simples y comunes del entorno urbano las cuales, de acuerdo a Mariojosé “muchas de ellas las pasamos desapercibidas”.

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Proceso creativo

Él explica que durante un proceso creativo de 45 días entre 4:00 a.m. y 5:30 a.m. realizaba una sesión fotográfica de la flor elegida, tomando en cuenta los detalles técnicos y las reglas fotográficas para resaltar los detalles y lo más importante: su belleza.

Esa flor la publicaba en las redes sociales, donde la participación y la interacción del público marcaban el momento y objetivo principal del ejercicio, permitiendo recibir expresiones de amor, de afecto, de cariño y admiración de manera espontánea con la flor del día como única protagonista. De ahí el nombre escogido para la exposición: “Diario de amores”. Lo que expresó la crítica de arte Laura Gil Fiallo.

“En esta muestra Mariojosé nos proporciona apenas materiales para armar y una guía de ejecución para que seamos nosotros los que obremos, como un violinista más o menos virtuoso, frente a una partitura”.

Y añade: “Pero aquí el artista empieza a actuar en sentido contrario de como lo hace el periodismo de nuestros días, y armado con los mismos instrumentos que un fotorreportero de Magnum o de cualquier agencia de primer rango de la prensa mundial no sale a la caza del delito, de la catástrofe o de la tragedia, sino de las minucias de la felicidad humana”.

Al advertir que nuestro sistema de alarma, como especie que necesita sobrevivir, “atiende en primer lugar a las señales de riesgo o de peligro de las que debemos defendernos”.

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