La frase del tío

La frase del tío

Víctor Horacio Nazario es mi tío. Tanto en la familia como en el ámbito deportivo le conocen con el apodo de Mickey. Jugó pelota en la década de los 60, militó en grandes ligas y en varios equipos locales. Corría bien las bases, pero su temperamento era explosivo y los Gómez-Horacio siempre le agradecen haber sido el hermano que desplazó a todos los miembros del clan a los Estados Unidos, y por esos años, producía los recursos económicos para garantizarle una mayor tranquilidad a los hijos de mi abuela, Mariana.

Todo andaba bien hasta el 23 de mayo de 1971. Ese día mataron a mi padre, Maximiliano Gómez y mi tío decidía dejar el béisbol para siempre. Comprensible era el dolor, pero pocos entendían la reacción de renunciar al deporte que jugaba con bastante destreza. Los periódicos de la época recogen la frase de Mickey: no soy político, jamás vuelvo a jugar porque el asesinato de mi hermano me quitó una parte de mí. Eso sí, no sé de política.

Mi tío reside entre San Pedro de Macorís y New York hace años y en medio de una campaña electoral en 1994 le pregunté las razones de su apoyo a un candidato a senador por el PRSC. Por esas ironías de la vida, volvió a repetirme el argumento que utilizó en medio del dolor familiar 23 años antes: mi hijo, no soy político y el que aspira es mi amigo desde muchacho. Entendí a Mickey.

No he dejado de pensar en el tío en estos días. Fundamentalmente, debido a la decisión de mi hermano Fabricio de respaldar las aspiraciones presidenciales de Danilo Medina. Respeto el derecho de simpatizar con la propuesta electoral que entienda, pero no comparo su decisión.

Adoro a mi hermano, fuimos educados en un espíritu democrático y nada provocaría disolver el sagrado vínculo de llegar al mundo por la combinación de dos seres humanos que nos llenan de orgullo. En el béisbol, ama el equipo del Licey, yo, Estrellista por los cuatro costados. Somos fanáticos de la NBA y las discrepancias están a la orden del día: sigo a los Lakers, él es de Boston Celtis desde la época del irrepetible Larry Bird. En el baloncesto local, sus ídolos fueron Pepe Rozón y Manolo Prince. A mí me fascinaba la combinación de Eduardo Gómez y Winston Royal. Nosotros, casi siempre encontrados, sin dejar de querernos. Y así será siempre.

Fabricio es economista y posee un grado de maestría en Chile. Imparte docencia, es investigador y en honor a la verdad es un técnico. Nadie lo conoce como político. No obstante, el tiempo electoral no deja espacios a la racionalidad y los promotores de la candidatura de Danilo Medina enviaron notas de prensa a todos los medios consignando que, el hermano de Guido, apoya al candidato presidencial del PLD. Una maniobra burda que tiene un objetivo innoble y pretende priorizar la relación familiar, desdeñando sus credenciales académicas e innegable talento profesional.

La política no está dejando espacio a niveles de respeto y consideración elemental. Fíjense las diferencias: cuando Sigfrido Pared se desempeñaba de Vice Ministro de las Fuerzas Armadas en el período 2000-2004, su hermano, Reinaldo no dejó de asumir su rol como secretario general del PLD, nadie en su sano juicio puede asociar el desempaño de Tony Issa frente a sus responsabilidades gubernamentales con la del legendario e indoblegable Narciso, Carlos Despradel ocupó importantes posiciones en los gobiernos de Don Antonio y de Hipólito Mejía sin que la militancia de Fidelio perdiera su norte, la lengua indomable de Ernesto Fadul no compromete la militancia de Monchy, y Manolo Tavárez es miembro del Consejo de Banreservas, pero Minou es una feroz cuestionadora de la actual administración. Acaso la conducta política de un hermano invalida al otro?.

Afortunadamente, el tiempo es el mejor aliado de la verdad. Quiero dejar por escrito mis consideraciones al respecto debido a la villanía de gente que proyecta sus retorcimientos en los otros procurando compañeros de ruta en el amplio mundo de sus degradaciones.

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