La frontera

La frontera

VÍCTOR GULÍAS
Más que alarma, las declaraciones del Director de Migración, en el sentido de que la frontera con Haití no existe, lo que debe movernos es adquirir conciencia de la necesidad vital, para el país, que tiene la línea divisoria entre las repúblicas que compartimos la Isla. Es responsabilidad del gobierno erigir esa frontera, si en verdad no existe. Precedentes históricos hay; y en años recientes, una Comisión Mixta Domínico-Haitiana, trabajó en los bornes, para restablecer los pilotes de concreto que delimitan la zona fronteriza.

La frontera es un lugar estratégico, vital. Protegerla, preservarla, cuidarla con celo es fundamental para la existencia misma de la nación dominicana. Como lo hacen todos los países soberanos del mundo, como hace Estados Unidos en su larga franja divisoria con México, por ejemplo.

La patria se inicia, justamente, en la frontera. En esos más de 300 kilómetros que nos separan del vecino Haití con quien debemos mantener relaciones de respeto, cooperación, amistad, pero teniendo muy en cuenta que somos dos naciones distintas, con cultura, idioma, raza, credo y costumbres disímiles.

Hay que erigir una frontera segura, no solamente para frenar el indiscriminado flujo migratorio que el país no está en condiciones de mantener, sino también para frenar el paso a posibles terroristas, al contrabando de mercancías, armas, drogas, vehículos hurtados y a toda suerte de trasiego que afecten o pongan en riesgo la seguridad nacional.

Aunque por razones diferentes, la frontera de Israel con Palestina es un ejemplo de lo que expresamos. Allá, como en amplias zonas de EE.UU y México, se levantan muros, se electrifican alambradas, se cavan profundos fosos, en fin, se apela a métodos variados para preservar su integridad territorial.

Sabemos que, por razones económicas, fundamentalmente, el país carece de recursos para fortificar nuestra frontera, pero las Fuerzas Armadas y demás organismos de seguridad, entre ellos la Dirección de Migración, la DNCD, DNI, etc., deben aunar esfuerzos y disponer de la logística precisa para preservar la línea fronteriza.

No es ni por razones raciales, ni por anti-nadie, es por dominicanidad, por dignidad nacional, por respecto a la soberanía, por amor a la patria que exigimos, reclamos, demandamos y pedimos cuidar la frontera, establecer los debidos convenios migratorios y de cooperación entre los dos Estados, sin ignorar que cada país es dueño de su soberanía y no podemos resolver aquí los problemas que otros han creado en Haití.

Si como dice el Director de Migración, la frontera en la realidad, no existe, entonces mano a la obra y construyámosla. Una frontera clara y precisa, una frontera bien resguardada y cuidada, si fuera necesario por una Guardia Fronteriza, integrada por comandos élites de nuestros cuerpos armados y sus organismos de inteligencia, bien equipada, bien pagada pues, a fin de cuentas, allí es que empieza la patria, allí se decide la existencia misma de la nación dominicana.

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