Por Julio Ravelo Astacio
Como los dominicanos a todo le buscamos y encontramos la vuelta, aquí les van algunas sugerencias: cuando… Ud. se ejercita, hace una alimentación balanceada y saludable, sale a caminar en un parque o en su sector, se invita Ud. mismo a reír, a estar alegre, a disfrutar aún sea presenciando la salida o puesta del sol, la lluvia generosa que cae, escuchar la música de su agrado, leyendo un buen libro, viendo un documental, una película, la novela que le apasiona, compartiendo una cerveza, un trago, un cafecito con familiares y amigos, comunicándose con sus seres queridos, yendo a la playa, al campo… se está aproximando a la fuente de la eterna juventud.
Si sus espejuelos sólo permiten ver el lado pesimista de las cosas, cámbielos, no importa si los que adquiera no están soportados por una montura de Cartier, agárrese de un “apéame ese”, pero claro, con cristales distintos, optimistas, transparentes y verá Ud. como el enfoque resulta distinto, más hermoso, limpio, estimulante y hasta excitante.
Puede leer: La fuente de la eterna juventud (1/2)
Si acostumbra afeitarse, hágalo. Si usa barba cuídela, procure recortarla y pulirla. Notará con este simple hecho como su aspecto cambia. Si es mujer nunca abandone sus atenciones en el salón de belleza, allí siempre “algo se le pega”, desde una información desconocida, hasta los trucos truculentos que Ud. ni imaginaba existían.
Invente, invéntese, vuélvase creativo, procure hacer nuevas cosas, desde aprender a tocar algo, que no sea la puerta: un instrumento, cual fuere. Aprenda un nuevo idioma.
Con el paso de los años, los achaques siempre van a existir. Sólo que ahora Ud. está enfocado(a) en vivir esos años que aún le regala la vida. Hágalo, no sea tacaño y menos con Ud. mismo. ¡Eche pa ´lante!, y que sea el otro que se espante cuando le vea de nuevo cargado de una energía tan desbordante que parecería está en sus años mozos.
Lea, la lectura le ayuda no sólo a mantenerse informado. Le brinda además temas y referencias para sus conversaciones. No se cobije en la excusa: “no sé”, “son mis años”, “es que estoy viejo”. Use sus neuronas.
Si Ud. amigo lector hace esto y lo acompaña de:
. No fumar.
. Limitar el consumo de alcohol.
. Controlar el estrés.
. Consumir calcio y vitamina D.
. Realizar sus chequeos médicos periódicos.
. Compartir y realizar actividades con sus familiares y amigos.
. Visitar parques, museos, sitios para su sana diversión.
. Dormir de 7 a 9 horas diarias.
. Evitar el sedentarismo.
Todo ello, potencialmente, significará aportes importantes en su calidad de vida, a su eterna juventud.
Amigo lector, la fuente de la eterna juventud está en cada uno de nosotros. Ajustemos nuestras vidas a parámetros que ya se han demostrado son beneficiosos para nuestra existencia. Adoptemos una visión optimista de la vida. No dejarnos arrastrar por vicios.
Querernos, mimarnos y lo mismo hacer con el prójimo.
De seguro habrá conocido Ud. a familiares o amigos, que aún siendo jóvenes parecen viejos, sólo viven lamentándose, con dificultad Ud. los ve reír, hacer un chiste, estar de buen humor o tararear una canción. También habrá conocido la otra cara de la moneda: personas de avanzada edad que se expresan y viven de manera optimista, sonriéndole a la vida, ofertando salidas y soluciones a sus problemas y a los de los demás. Que nos asombran con su vitalidad, optimismo, su forma positiva de enfrentar las sinuosidades de la vida.
Ellos son parte de los estímulos que necesitamos para vivir entusiasmados. Ellos son parte de la eterna juventud. Seguirán los estudios e investigaciones y quien sabe si más adelante se logra esa pócima, ese elixir que hará posible la eterna juventud. Mientras eso ocurre, hagamos provecho de la fuente eterna que todos llevamos dentro.
Inscríbase en ese importante grupo de la sociedad mundial que ha asumido una actitud positiva en la vida. Forme parte del selecto y creciente sector de la sociedad que dice con firmeza: “Yo sí puedo, lo haré”, “Eso está dentro de mis posibilidades”,
“Nada me impedirá lograrlo”.
La mente humana se ha demostrado, todo lo puede. Así los obstáculos pasan a ser desafíos, retos que Ud. logrará superar para su satisfacción y la de los suyos.
¡Adelante!