«No sólo hay un problema de recursos humanos, sino sobre todo, hay un problema de transmisión de conocimientos… «, lamenta Dylan Bernard, que está en su quinto año de medicina. A horcajadas en una motocicleta con su bata blanca, está frustrado por todos estos profesores que se van al extranjero.
«Tenemos que formarnos y trabajar más duro, porque lo que un profesor hubiera hecho por nosotros con sus habilidades, ya no lo tenemos. De hecho, nos encontramos en modo autodidacta. No tenemos otra opción, tenemos que formarnos mejor, pero es súper duro. Todos intentamos trabajar individualmente. Después, los profesores que se quedaron a formarnos, tenemos que conformarnos con lo que nos dan. Pero no sabemos si hubiéramos mejorado con lo que otros nos hubieran dado», explica.
Desde hace dos años, hay un éxodo. En el Caribe, los académicos haitianos son los peor pagados. Pero fue la crisis sociopolítica la responsable, lamenta el vicepresidente del campus, Claudel Noël: «Hay profesores que han viajado, pero que pueden ser sustituidos. Para otros, es más difícil. En la Facultad de Ciencias, Agronomía, Humanidades… Hay este efecto en todas partes a nivel universitario», dice.
La otra fuga de cerebros se está produciendo entre los estudiantes, con una notable caída de la matrícula universitaria. Con un transporte demasiado caro y una gran inseguridad, sueñan con una vida mejor en el extranjero.