No parece que el problema se está analizando desde la necesidad de una educación de calidad, sino, más bien, no aumentar la asignación de recursos.
La fusión o unificación de dos estructuras con temas pendientes de eficacia, cada una de ellas respecto a sus fines y propósitos, como son los Ministerios de Educación (Minerd) y de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), nos coloca ante un futuro poco cierto, por no decir, incierto.
Los resultados de las evaluaciones a los estudiantes de la educación básica como los que obtienen los profesionales que acuden a concursos públicos, rebelan una misma realidad, los logros de aprendizaje han sido insuficientes.
La explicación es de Julio Valeirón Ureña, profesor titular y pleno del Instituto Tecnológico de Santo Domingo y coordinador del Centro de Atención Psicosocial CAPS-Intec, quien, además, afirmó que todo parece que lo que se pretende, principalmente, es -desvestir un santo para vestir a otro-.
“No parece que el problema se está analizando desde la necesidad de una educación básica de calidad, como tampoco de la misma formación profesional, sino, más bien, no aumentar la asignación de recursos presupuestarios al sector educativo y solo distribuir el 4%, llamándole a eso “eficiencia en el gasto”. Ojalá que con menos se consiga más o por lo menos lo que se busca, el tema es si ese es efectivamente el propósito”.
Por otra parte, manifestó que en el fondo del problema hay una cuestión que no se pone de relieve y que tiene que ver con el contexto desde el cual se quiere hacer la fusión o unificación de ambos ministerios. “Se trata del marco de competencias, desde el cual se debe repensar la educación y la posible articulación entre las entidades que tienen que ver con el desarrollo y la formación ciudadana y que en esta perspectiva debería considerarse, además de los ministerios señalados, el de cultura y deportes. Ese tema debe hacerse transparente y en función de los planes de desarrollo del país, ponerse de relieve tomando las decisiones que sean necesarias”.
En cuanto a los retos que conllevará la unificación de esos dos importantes ministerios, el también psicólogo-educador y maestro de generaciones en psicología, refirió que en el caso de que se imponga la unificación, lo cual no será fácil y que real y efectivamente se quiera hacer algo serio, el reto sería crear un conjunto de normativas que aseguren la calidad del gasto en el sector educativo, lejos de convertir el gran pastel de esos recursos para justificar y aumentar la nómina parasitaria; y que, como se ha señalado y ofrecido, con menos consigamos más. “No sé con qué sombrero y mágica vara se cuenta para alcanzar tales propósitos”.
A su entender, los desafíos son muchos, pues cada vez son más los sectores y organizaciones que se oponen a tal proyecto, que quizás debió ser mejor manejado, contando con la información y el conocimiento de todos.
¿Cuáles beneficios educativos puede tener esta estrategia del gobierno?
La unificación del sector educativo, a partir de un conjunto de normativas claramente definidas que aseguren la calidad de la inversión y, partir del marco de cualificaciones (que aún duerme el sueño eterno en las cámaras), debería brindarnos la oportunidad de un sistema educativo más flexible y rico, en cuanto a las alternativas que cualquier persona pudiera seguir respecto al desarrollo de sus capacidades y competencias, así fuere por interés personal, como de aquellas necesidades que el mercado de trabajo tiene y que cada vez son más cambiante en el mundo en que vivimos.
Hoy se habla de que muchas de las profesiones que se siguen ofreciendo en nuestras universidades desaparecerán, mientras que los niños que hoy inician la escuela se interesarán en carreras que aún no se ofrecen y de las que tampoco se tienen mucha claridad. El mundo de la tecnología, particularmente el de la inteligencia artificial y sus aplicaciones, están modificando la vida en todos los órdenes.
El Minerd y el Mescyt tienen roles claramente definidos con leyes específicas, ¿cree que su fusión podría complicar la administración de los sistemas educativos?
No tengo la menor duda que en un principio será muy complicado y complejo, si es que la unificación se logre. Al aprobarse el 4% en el 2013, recuerdo que a través de este mismo medio salió una información que planteáramos entonces sobre lo difícil de gestionar lo que suponía dicho porcentaje del PIB, debido a dos razones fundamentales y que tenían que ver con un mismo problema: la estructura burocrática del proceso de gestión de los fondos, tanto del propio ministerio de educación como de la Contraloría.
Ésa situación generó muchas dificultades en los planes de desarrollo y su implementación en el área pedagógica del ministerio, ya que los tiempos de ejecución de los planes y los de los procesos burocráticos-financieros, parecían seguir a lógicas y a tiempos totalmente distintos.
Consulta nacional y no por decreto:
El catedrático y experto en materia de educación, planteó que para realizar esa fusión se debió realizar una consulta nacional, con la participación de todos actores educativos y no limitarse a tan solo una decisión de las cúpulas del poder. “Una medida como esa no puede tomar por sorpresa a nadie y muchos menos a los amplios sectores sociales que involucra el presupuesto de educación.
Hay actores internos y externos al sistema educativo que tienen mucho peso en los procesos de decisión n de las cuestiones educativas. Decisiones que hay que darse el tiempo necesario para tomarlas y mucho más para ejecutarlas.
Esas decisiones no se deben tomar por decreto, pues lo más probable es que, en su ejecución, los obstáculos las hagan imposible. Solo definir el marco normativo previo que debe ser formulado para tales propósitos, toma un tiempo prudente.