Una de las variables  más preciadas al evaluar el comportamiento del PIB es la proporción, por lo general notablemente alta, que corresponde  a las divisas  generadas por el  turismo. En ese análisis, al evaluar la composición sectorial del aporte del turismo a la macroeconomía, se verá que el transporte aéreo tiene un lugar dominante. Luego, toda política de promoción del país como destino turístico, tiene necesariamente que dar facilidades para el transporte aéreo, no solo estructurales, sino también fiscales y de otras naturalezas.

En un análisis que este diario publicó en junio pasado, se hace notar que la República Dominicana tiene para el avtur el precio más alto entre nuestros competidores en turismo en el Caribe. A esto  contribuye una estructura fiscal que, en cambio, ha sido flexible para el gasoil y el gas licuado de petróleo, destilados que se adquieren precisamente con parte de las divisas que ayuda a producir el avtur a través del turismo. Algunas líneas aéreas virtualmente nos han sacado de sus itinerarios de vuelo, particularmente cuando la burbuja petrolera alcanzó su techo más alto, y una de las causas es lo que representa para sus costos el precio local del avtur. En términos de competitividad regional, lo razonable sería aligerar la presión fiscal sobre el avtur para bajar su precio. Eso, claro está, a menos que insistamos en matar la gallina de los huevos de oro.

Prioridades desarrollistas

La Asociación para el Desarrollo del Cibao tiene muy bien identificadas las prioridades que motorizarían el desarrollo del Cibao y el Noroeste del país. Entre otras cosas, propone la terminación del puerto de Manzanillo y un ferrocarril entre Santiago y Montecristi. Con ello se abaratarían los costos del intercambio comercial con Estados Unidos y otros países a través de la Florida.

Esta propuesta se basa en la necesidad de convertir a Santiago en un centro de acopio de todas las zonas productoras del Cibao y a Manzanillo como el puerto natural para exportación/importación de mercancías. El Gobierno, que ya ha anunciado su propósito de construir un ferrocarril entre Haina y Santiago, haría bien en tomar en consideración estas propuestas, estudiarlas y medir su factibilidad como parte de un plan regional de desarrollo. Es previsible que de acogerse estas ideas, se estaría hablando de un fuerte impulso al desarrollo de toda una región.