La ganadería bajo asedio

La ganadería bajo asedio

La crianza de ganado es cada vez más difícil en nuestro país. En estos tiempos de inseguridad generalizada, es una inversión de alto riesgo.

Las dificultades de origen natural, como la falta de pastos y agua debido a sequía prolongada, no son las únicas que arrinconan a quienes viven de esta actividad. Ahora, el robo de ganado es el mayor factor de riesgo de pérdida a considerar.

El abigeato es una práctica generalizada en toda la zona rural del país y se ejerce de manera tan impune como las demás prácticas criminales.

El  presidente del Patronato Nacional de Ganaderos, Eric Rivero, afirma que en las últimas tres semanas  se ha incrementado considerablemente el robo de reses en varias comunidades del país. El patrón es el mismo: robo, traslado y sacrificio impune de los animales, sin que las autoridades hagan nada.

No se puede pretender el desarrollo de la ganadería en un país donde las inversiones en este renglón  están más a merced de los delincuentes que bajo la merecida y obligada protección del Estado. El fantasma de la desprotección pone en fuga los capitales que alguna vez pudieron haber sido destinados a este tipo de negocio. Y la autoridad, que no garantiza protección, es la primera en objetar cuando los ganaderos procuran los medios para proteger las  inversiones que han hecho con mucho sacrificio.

 

Tomar España como ejemplo

Miles de jóvenes que se ubican al margen de ideologías políticas han tomado La Puerta del Sol y otros enclaves en Madrid y otras ciudades de España, en demanda de reivindicaciones sociales y económicas  como plazas de trabajo,  en un país que acusa un 40% de desocupados y dificultades financieras muy agudas. Con las cada vez más influyentes redes sociales como vehículo de convocatoria, la protesta se ha generalizado y persiste de manera pacífica, pero contundente.

Las democracias no escapan a brotes como estos, sin ideología pero cargadas de argumentos que hay que atender porque se nutren de la realidad del desempleo y el subempleo, la marginación social y otras carencias. La garantía de libertades públicas no es suficiente para el inventario de necesidades que tiene la gente hoy en día. No cabe duda: los países como el nuestro tienen que mirarse en el espejo de España.

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