La gastronomía del Ecuador, el  camino hacia  la verbración nacional

La gastronomía del Ecuador, el  camino hacia  la verbración nacional

En homenaje al 204 aniversario del Primer Grito de la Independencia del Ecuador, HOY comparte una breve reseña de la riqueza gastronómica y cultural del hermano país.

Ecuador, país de encanto, que abarca cuatro regiones geográficas, climas diferentes,  geografía diversa e infinita riqueza cultural, converge en el buen gusto que posee su pueblo cuando de gastronomía se trata.

La costa del Pacífico ecuatoriano está adornada por cocoteros, grandes palmeras que abrazan con sus verdes hojas su fruto, el coco. Alimento ancestral, que se consume en gran parte del mundo, al cual la provincia “verde” de Esmeraldas le ha dado su propia etiqueta en cuanto a gastronomía se refiere, y junto al pescado y otras especias como la cebolla, pimiento, ajo, comino, achiote, acompañados de arroz, se ha convertido en su reconocido “encocao”.

Este delicioso plato tiene sus orígenes a partir del asentamiento afrodescendiente que se familiarizó con la flora de la zona de Esmeraldas. Utilizó la generosa naturaleza ecuatoriana y usó como herramienta la concha prieta del mar para extraer y rallar la jugosa carne del coco, lo que generó una tradición gastronómica afroecuatoriana que se ha conservado a lo largo del tiempo.

En el siglo XX, los procesos de integración que se produjeron en el Ecuador con la puesta en marcha del ferrocarril transandino, obra magna inaugurada por el general Eloy Alfaro, llevaron consigo un enriquecedor proceso de intercambio de tradiciones, costumbres y relatos que estrecharon lazos regionales y fortalecieron la identidad nacional.

Fruto de este amplio intercambio de expresión cultural, la gastronomía del litoral ecuatoriano superó las dificultades que implicaba atravesar el callejón interandino y convierten al “encocao” en un plato de degustación nacional que actualmente se lo prepara en la cálida costa, en la altura de la Sierra, en la indescriptible Amazonía y en las Islas Encantadas de Galápagos, sazonado con un toque típico de cada región, consolidándolo como un platillo insignia del acervo patrimonial.

Al igual que el “encocao”,   la  “cocada esmeraldeña” es un postre ancestral que preparado sobre la base del coco y la canela se inició como una cultura netamente artesanal familiar y que, hoy por hoy, recorre las carreteras, tiendas y supermercados del país, puesto que su comercialización contempla fases de planificación, producción y distribución que reflejan la alta capacidad de solidaridad de las comunidades que la elaboran.

Sumada a la exquisitez que el “encocao” y  la cocada brindan al paladar ecuatoriano y del mundo, si de calmar la sed se trata nada mejor que la tradicional piña colada que se oferta a quien transita por la Mitad del Mundo. Preparada con una base de coco rallado, esta bebida se ha convertido en el mejor acompañante para compartir un atardecer ya sea a la orilla del Pacífico, en el cráter de un volcán a 3000 metros de altura, en la tupida selva primaria o remembrando el legado científico de la evolución de las especies que Charles Darwin teorizó en la región insular.

La mejor manera de saborear este “delicatessen” es conociendo la gente que lo prepara, abrigada por el radiante sol ecuatoriano que alumbra el talento de hombres y mujeres cuyas ideas refrescan al mundo a través del Buen Vivir y con el sabor del país que ama la vida, al son de la marimba.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas