La genealogía de un apátrida y su necesidad de   ciudadanía

La genealogía de un apátrida y su necesidad de   ciudadanía

STEPHANIE HANES
The Christian Science Monitor

Batey 43, República Dominicana. La historia de la familia de Jean muestra la genealogía de los apátridas en la isla caribeña La Española, que comparten Haití y República Dominicana.

Se repite decenas de miles de veces, en diferentes variantes. Esto está causando una creciente tensión a lo interno de los bateyes o las viejas plantaciones de caña dominicanas, donde todavía viven muchos descendientes de haitianos.

Andre Jean, ahora de 73 años de edad, llegó en 1956 al cruzar esta isla del tamaño de Michigan para la República Dominicana desde su país natal, Haití. Se trasladó para cortar caña como parte de la ola de haitianos trabajadores en los ingenios azucareros que fueron invitados por el gobierno del dictador dominicano Rafael Trujillo.

El azúcar era el negocio más grande del país en ese entonces y necesitaba mano de obra. Haití, a la sazón dirigido por su propio dictador, estaba feliz de obligar.

“Trujillo enviaba camiones para venirnos a buscar”, dijo el señor Jean, quien terminó en esta plantación azucarera ubicada a 27 millas en las afueras de la capital, Santo Domingo.

Cortó caña durante décadas, un trabajo brutalmente caliente y físicamente exigente. Nunca  regresó a su país.

La industria azucarera cayó dramáticamente –pero todos los días Jean camina hasta los campos con su machete para ganar algún menudo cortando malas hierbas.

Su esposa haitiana murió pero sus cinco hijos que sobreviven, todos nacidos aquí, todavía viven muy cerca.

Muestra orgulloso algunos de sus diplomas, que cuelgan de las paredes de su pequeña, bien conservada casa pintada del color melocotón.

Sus niños crecieron hablando español y creole, pero se graduaron en escuelas dominicanas y muchos obtuvieron trabajos en el sector público dominicano. Dos de sus hijos fueron oficiales de la Policía Nacional –Uno de ellos murió como parte de la avanzada que acompaña la ruta del Presidente dominicano.

A sus hijos nunca se les dijo que no eran dominicanos, dice María Camilise, la hija de Jean de 43 años.

Pero la apatridia ha afectado a la generación siguiente, en parte, por los cambios introducidos recientemente en las leyes dominicanas.

La nieta de 22 años de Jean, Sonia Mide Camilise, creció aún más dominicana que sus tíos y tías. Sin embargo,  no puede ir a la universidad porque el Estado le dice que ella es haitiana.

Ella dice que todos los de su  promoción que viven en este batey, están en la misma situación. Muchos de los otros nietos de Jean también han tenido problemas con sus documentos.

La familia se pregunta ¿qué pasará con esta generación?. “Me duele mucho”, dice Jean, “no es correcto”. Unos 12 millones de personas  en el mundo carecen de ciudadanía.

Las claves

1. Historia repetida

 Andre Jean es uno de los miles de haitianos que fueron traídos al país para trabajar en la industria azucarera, durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo y que han permanecido en el país.

 2.  Cambian los tiempos

Aunque a su llegada no enfrentó ningún problema con sus documentos, ve con tristeza que ahora sus nietos están afectados por problemas de índole migratorio.

3.  Uno más a la lista

 Las nuevas generaciones de la familia enfrentan un futuro incierto.

Traducción: Carmen Matos.

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