La gente pregunta si podrá volver a comer

La gente pregunta si podrá volver  a comer

Cuando nos ponemos a repasar la historia del país que nos ha tocado vivir, como espectadores desde la tristemente Era de Trujillo, su desaparición, el surgimiento del gobierno del Consejo de Estado, el gobierno de siete meses de Bosch, la desaparición del Triunvirato, la Revolución de abril de 1965 y los gobiernos tipo asociación de faranduleros y sus gastos astronómicos, nos damos cuenta que nuestra decadencia tiene sustancialmente que ver con la desactivación de nuestro bajo impulso cultural, porque “cuando se desocupa la cultura entra a saco la vulgaridad”, que observamos en el debate político, en la tv, la radio, el tránsito terrestre y hasta en las oficinas más representativas de República Dominicana. Hay desorden en todas partes. Solamente un nuevo amanecer, es decir, un renacimiento, porque necesitamos otro país, otras formas de vida, otro comportamiento social, político y económico. Un nuevo Juan Pablo Duarte sería la única salvación y no como muchos están pensando en otro tirano tipo Trujillo o Lilís, y, hay que entender que estamos viviendo en un mundo que desgraciadamente ha aceptado su descalabro, por decir mejor, su traumática caída. Necesitamos nuevos gobernantes con urgencia, esto es, gobernantes que gobiernen con moralidad, honradez y espíritu democrático reales, porque ya la gente no confía en encontrar algo, si es que hubiera todavía algo que no tuviera las peores condiciones.

¿Por qué se piensa así? Porque los gobiernos que hemos tenido en estos veinte últimos años han sido para usufructo de una pléyade de políticos que sólo se han ocupado de obtener dinero para su uso; luego tenemos que huir de los personalismos, no existen verdaderos portavoces y mucho menos existen cifras alentadoras. La juventud preparada solamente sueña en salir del país, pues no hay futuro ni seguridad para ellos y la gente suele preguntarnos cuándo podrán estar seguros si podrán todos los días obtener con qué comer. Hay falta de saber, de cultura y de la comida para poder seguir viviendo en paz. Estamos cansados de los oradores políticos prometiendo fantasías sobre las tumbas de nuestros héroes. “Ojalá los políticos cambien de propósito”.

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