La gente

La gente

Los resultados de un amplio estudio hecho por encargo del Banco Mundial y divulgados recientemente en medios informativos locales, establecen un vínculo muy estrecho entre el desempleo, las condiciones de vida de la gente  y los índices de criminalidad y delincuencia.

De las comprobaciones hechas a través de ese estudio se deriva la recomendación de que los gobiernos inviertan en los barrios para mejorar sus condiciones de habitabilidad, como forma de disminuir la delincuencia, la criminalidad y la inseguridad derivada de éstas.

Esos mismos estudios han permitido comprobar que la criminalidad tiene un impacto decisivo en los aspectos económico y social, con efectos sensibles en el Producto Interno Bruto (PBI) y en las inversiones locales y extranjeras.

– II –

Lo anterior indica que son insuficientes y están basadas en premisas erradas aquellas políticas de combate a la criminalidad basadas en la prioridad de fortalecer los medios de seguridad y persecución del delito, es decir, orientada hacia los efectos, sin combatir simultáneamente las causas.

Un acto criminal cualquiera es, en realidad, un efecto resultante de diversas causas, entre las cuales hay que citar la exclusión social, el poco acceso al conocimiento y las oportunidades de trabajo, las adicciones a vicios y el resentimiento derivado de la pobreza, de las malas condiciones de vida.

Los sectores con vocación de poder, como los partidos políticos, envían una nota lamentable cuando realizan ampulosas campañas proselitistas que representan gastos enormes, mientras en el mercado que aporta los votos hay necesidades extremas que esos mismos sectores no combaten de manera eficaz una vez escalan el poder.

De la conducta de los partidos ante los graves problemas sociales, la marginación, la pobreza extrema y la falta de oportunidades se ha derivado el descrédito y bajo rating que han alcanzado como opciones de poder.

– III –

De ahí que toda estrategia de combate a la delincuencia tiene que tener un diseño integral, que contemple acciones enfocadas hacia cada una de las aristas de este problema que tiene tanta influencia en el estado de la economía. En nuestro país, afirma el Banco Mundial, el impacto del crimen en los aspectos económico y social supera al de toda el área del Caribe.

Las políticas tienen que estar orientadas, más que a cazar al delincuente, a eliminar o atenuar las causas que lo transforman en tal. El objetivo fundamental debe ser matar un poco el hambre y la exclusión, despejar el camino hacia las oportunidades de educación y trabajo, y hacer que el hábitat sea humanamente amigable.

Todo esto se resume en el criterio fundamental de invertir en la gente sin confundir las prioridades, sin llevar el relumbrón a determinados puntos a costa de agudizar la pobreza en otros puntos. La clave de la paz social es la gente.

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