La geografía en un nuevo currículo

La geografía en un nuevo currículo

Acabo de leer el artículo de Rosario Espinal “Capitalismo salvaje dominicano” y no dejé de pensar en las competencias que debe desarrollar la geografía en la formación de los adolescentes dominican@s en este mundo globalizado, complicado y que despierta un nacionalismo rancio, olas de xenofobia y regresión del humanismo.

La geografía une los espacios de poder e identidad. En esta intersección, descubrimos que “los lugares son mucho más que los sitios en donde viven las personas y que los lugares son significativos, que van más allá de sus características ambientales o culturales. Las sociedades atribuyen importancia política a los lugares y las naciones se construyen de modo que las personas desarrollen vínculos emotivos con los lugares: una relación a la que los geógrafos hacen referencia como tener “sentido de lugar”. Como los lugares están imbuidos de sentimientos de pertenencia e identidad, suelen tener significados particulares para diferentes grupos de personas que pueden tener ideas opuestas con respecto a cómo deben usarse los espacios para fines económicos, culturales, políticos o recreativos”. Al estudiante dominicano no se le enseñó que la Isla era UNA y que fue dividida por el abandono del “español”, no se le enseña la racionalidad del “colono francés” en la parte occidental que ocupa y valoriza con la explotación de la caña de azúcar. Al estudiante dominicano no se le insiste suficientemente sobre las consecuencias culturales (y ambiental) de esa división social, técnica y económica de la Isla. Por eso, no conoce el valor, la importancia de la caña de azúcar en el desarrollo industrial de final de siglo XIX, porque tampoco fue producto de “dominicanos”, eran italianos, franceses, portorriqueños que implantaron la caña de azúcar empleando en la zafra, trabajadores acostumbrados a ese terrible trabajo, de las islas inglesas, holandesas, francesas. Y la ocupación americana del 16 tampoco involucro a la zafra, al dominicano, hay un divorcio entre la caña de azúcar columna vertebral de la económica dominicana del siglo XX y la memoria del dominicano, existe una relegación de esos campos de cultivo en el subconsciente del pueblo dominicano. Y hay en ese divorcio, una explicación antropológica, etnográfica, geográfica que debemos resolver.

La enseñanza adecuada de la geografía debe enfatizar en que la identidad nacional se construye socialmente en un espacio y por lo tanto, si son “construidos” y no “otorgados” pueden ser reconstruidos y convertidos en algo diferente.

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