Ya reseñé algunas de las “semi verdades y mentiras” con relación al coronavirus. No importa cuán rica, poderosa y “abierta” sea una nación para despreocuparse ante lo que pudiera ser un “rumor” sobre una eventual epidemia, todo país lo considera tema de seguridad. En consecuencia, de ser cierto lo dicho sobre un oftalmólogo que habría detectado con antelación la existencia de un virus peligroso, nada más lógico que viniendo no de un epidemiólogo, que se le interrogase sobre sus declaraciones. Se ha ido más lejos y lo que inicialmente era un interrogatorio, algunos hablan de detención. Del hecho de que ese médico resultase infestado –si supo del virus estuvo en contacto– se manipulan comentarios como si hubiese sido víctima de “agresión viral” premeditada. RD ha sido testigo de las consecuencias de campañas mediáticas, como sufrió recientemente el turismo.
Otra intensa y extensa manipulación es el tema de las consecuencias económicas y la energía china ante el problema. China no escatima medidas extremas ni recursos para enfrentar la pandemia asumiendo responsabilidad ante su pueblo y el mundo para frenar la propagación. Millones de personas están en cuarentena –unos chillan reclamando violación de derechos humanos, y ¿los “derechos” de protección del resto?-. El Gobierno no ha dudado en recurrir a reservas de una magnitud que ninguna otra nación posee en este mundo, para frenar la amenaza mostrando su capacidad financiera, de ingeniería y emprendedora para construir hospitales en días con capacidad para mil pacientes. Imposible que el esfuerzo económico-financiero no tenga consecuencias en la gestión del año aunque pronósticos “alarmistas” propagados no dejan de ser interesados “confundiendo” realidad con esperanzas. No importa el precio económico que se compruebe en diciembre, no por eso el país va a desaparecer ni el Gobierno va a explotar. Las grandes potencias capitalistas sufrieron una terrible crisis económica reciente, como le ocurre cíclicamente a la economía capitalista y ahí están recuperadas. Si la economía china, creciendo 6.1% en 2019, no logrado por ninguna otra potencia, a pesar de la “guerra comercial”, viese bajar su crecimiento un 1% o 2% será duro pero no una debacle. Esa fortaleza y capacidad económica china es lo que unos no le perdonan.
Continuando la “confusión” entre deseo y realidad, con fines geopolíticos, se divulgan comentarios imaginando a punto de colapsar la autoridad del presidente Xi y del Gobierno del Partido Comunista. Otros medios aun no simpatizando con Beijing se respetan, destacando que poner la militancia en primera línea contra el virus ha realzado la influencia y valoración popular del partido. Algunos suponen al ciudadano chino hastiado de su Gobierno y no es lo que aprecia el visitante. Es una sociedad que ha creado una clase media de más de 800 millones de personas. Se endilga falta de transparencia a una administración que cuenta diariamente sus muertos e infestados. Se han tomado medidas extremas e inevitables. El director de Epidemiología estadounidense advertía que de llegar la epidemia tomarían medidas “enérgicas”; no hay otra forma de contrarrestarla
El mundo, más temprano que tarde, reconocerá el esfuerzo chino. La OMS ha llamado a no “politizar” la crisis. Quisiera no seguir tratando el tema, pero no estoy seguro.