Para evitar renegociar la deuda o repudiarla, debe continuarse con la economía del gasto fiscal total controlado hasta lograr un periodo de crecimiento de verdad. Es la exigencia para superar la trampa que dejó la pésima administración de Leonel Fernández, porque no solo debemos más de la mitad de lo que producimos en un año, sino que enorme es el sacrificio que debe hacerse para pagar los intereses, con el inconveniente de que se consumió el beneficio del crecimiento de corto plazo y la economía carece del potencial que debía tener.

Los responsables del desastre nunca aceptaran que se equivocaron, aunque su falsa teoría del exceso de gastos para crecer de mentira choca con los resultados. No tomaron en cuenta que se aconseja cuando la tasa de interés promedio está por debajo del crecimiento del PIB, que por cierto no era ni es la realidad dominicana. El gobierno de Danilo Medina no prestó atención a la presión de continuar la fiesta de dispendio, recortó el gasto total y ahora tiene resultados fiscales elogiados por los mismos que condenaron el recorte, el déficit se reduce de 6.5% del PIB en el 2012 a menos de 2.8% o RD$70,302 millones en el 2013, la meta fijada para el año.

La deuda como porcentaje del PIB aumenta sin importar el tamaño del déficit del presupuesto, sucedió en el 2013 y se repetirá en el 2014 cuando se programa crecer 4.5%, con meta de déficit fiscal de RD$77,709 millones, también 2.8% del PIB. El reto es que la economía aumente sobre 5%, de lo contrario empeora el desempleo, lo que debe evitarse reduciendo los intereses bancarios, para bajar el servicio de la deuda del gobierno, empresas y familias, convirtiendo además al sector privado en el motor de la mayor actividad. No puede alegarse que la reducción de los intereses aumentaría la fuga capitales especulativos, la tendencia ya la fijó el presupuesto estadounidense, que habla de reducción de la compra de activos bancarios de parte de la Reserva Federal en el primer trimestre del 2014, aumentando el rendimiento.

Otro reto del gobierno es lograr que la gestión presupuestaria del 2014 cierre con balance positivo o por lo menos equilibrado; no se trata de pagar la deuda, eso no sucede nunca, Trujillo no lo hizo como dicen algunos textos de historia, es para asegurar el pago de los intereses sin tener que sacrificar el gasto social y que la deuda aumente por debajo de la expansión del PIB. Mejoraría la confianza en la política pública, necesario en un entorno internacional adverso como el actual y el que se proyecta. La realidad es que las exportaciones nuestras, que han perdido competitividad por los altos costos de la economía, es probable tengan menor demanda en el 2014, debido a baja en el consumo en la zona del Euro, China y los Estados Unidos. Que por el exceso de deuda es costoso vivir en el país, otra trampa de la que no es posible salir reduciendo salarios, son bajísimos. Para superarla se debe crecer de verdad, de lo contrario se necesitarán devaluaciones monetarias, pérdida de valor del peso, lo que deberá evitarse porque implicaría mayor pobreza.