La gran mentira

La gran mentira

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La fuerza de la mentira, no admite discusión, se impone en todas las ocasiones que el poder se ejerce sin tomar en cuenta las opiniones de las mayorías empobrecidas de cualquier país, no importa las circunstancias. Los argumentos del poder siempre lucen como verdades aunque se trate de arrazar a las masas haciendo valer dictados de los más poderosos, aunque dichos actos signifiquen la pérdida de votantes y mientras tanto la mentira se asienta con descanso en la actualidad política y económica. Es que la mentira siempre tiene sus grupos de corifeos en todos los bandos. Ya hace muchos años, Mahoma, señaló en el Corán que “será preciso mucho tiempo para distinguir a los embusteros de aquellos que dicen la verdad”. Esto es sin dejar de recordar que “la primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira”.

Aquí en Dominicana, la mentira es una industria en pleno desarrollo, porque la memoria que es el sustento de la vida, viene desapareciendo y si llegamos a perderla será peor que morir. Sin memoria, la mentira se convierte en el gran poder de los políticos, en estos tiempos tan difíciles, en que sería de gran valor recuperar la memoria histórica de los dominicanos, porque aun si llegáramos hasta la pérdida total de nuestra memoria, la gran mentira se alojará definitivamente en la mejor almohada que existe para dormir bien: el patrimonio de la memoria almacenada pacientemente, día a día, a lo largo de nuestras vidas.

La mentira es el día a día de nuestros políticos y sobre todo el mayor argumento de nuestros gobernantes, que con su verbo erizado de sofismas nos quieren inyectar sus falsedades, principalmente a esa sociedad silenciosa y sufriente que vive su drama de pobreza por culpa de un pasado difícil, fruto de la decadencia a que han sometido al país los gobernantes que se han sucedido: ineficaces, deshonestos y perversos.

La estrechez y los apuros de la inmensa mayoría de los dominicanos, han marcado con una manera de ser nuestra sociedad, ha sido el modo de estar en el mundo que le ha tocado vivir, lo que nos explica las muchas contradicciones de las falsas ideologías.

 

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