El presidente Luis Abinader esbozó este martes un cuadro de metas para su gestión de cuatro años que, de alcanzarse, constituiría, no una revolución sino una gran revolución. Sus declaraciones bien pudimos haberlas titulado “Presidente Abinader propone una revolución para los próximos cuatro años”. Los dominicanos nos conformaríamos con que se cumpla la mitad de las mismas. Sería un gran avance, casi un salto que pondría a la República Dominicana a la vanguardia en varios ámbitos socioeconómicos en América Latina. Y este avance, debemos subrayarlo, nos vendría muy bien. El cuadro presentado por el presidente Abinader está acompañado, además, por una medida que habla de un cambio radical de su Gobierno, como es, una vez establecidas las prioridades, establecer un mecanismo de monitoreo y seguimiento de las mismas. Esperamos que la burocracia estatal, lenta y dispersa, esté preparada para cumplir este sueño de carácter revolucionario. Veamos las metas del presidente Abinader para los próximos cuatro años:
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1.-Mantener un sistema de salud que lleve las exceptivas de vida a 77 años.
2.-La seguridad ciudadana.
3.-Disminuir el déficit de viviendas.
4.-Consolidar la clase media y llevarla del 40.3% de la población al 50%.
5.-Bajar la tasa de pobreza general a 15%.
6.-Llevar el PIB per cápita a 15 mil dólares.
7.-Mantener el crecimiento de las exportaciones.
8.-Mantener el crecimiento de la Inversión Extranjera Directa.
9.-Aumentar los turistas visitantes a 14 millones.
10.- Aumentar el empleo formal, de 44% a 50%.
11.-Mantener el desempleo formal por debajo del 5%.
12.-Transformar las escuelas en centros de desarrollo de las comunidades.
13.-Duplicar los graduados universitarios.
14.- Aumentar la inversión intensiva de agua.
15.-Declarar a la RD libre de hambre.
16.-Erradicar los pisos de tierra.
17.-Disminuir la tasa de muertes por accidentes de tránsito a menos de 20 por 100 mil habitantes. Actualmente está en 27 por 100 mil habitantes.
En adición a estas metas, el Gobierno contará con el apoyo de la OCDE para fortalecer las instituciones del Estado, garantizar la transparencia y mejorar la gobernabilidad.
Quien quiera más es un perfecto “gandío”.