La gran sorpresa de las primarias

La gran sorpresa de las primarias

El país, el pasado domingo 6, fue escenario de un fenómeno político casi irrepetible en otras latitudes cuando un político sin aparente vocación presidencialista superó con creces a su rival de partido y alcanzar el triunfo de lograr la candidatura presidencial peledeísta para las elecciones de mayo delpróximo año.
En una relampagueante campaña para arropar al país y con suficientes recursos y en menos dos meses se sembró en la mente de los dominicanos que Gonzalo Castillo era la mejor opción para continuar la obra de Danilo Medina, que en los pasados siete años, ha transformado el país dándole a la gente muchas cosas positivas del buen gobierno pero sembrando también una cosecha de cosas malas.
Sin duda a Danilo Medina hay que sacarle su comida aparte por destacarse como un estratega y armador de primera clase y conducir a sus seguidores morados por una ruta que permitió aplastar a sus rivales de partido. Alcanzó un triunfo para la tranquilidad de él y sus seguidores más conspicuos, en donde las nubes de retaliaciones judiciales en caso de que perdiera estaban a flor de piel. Eso por las amenazas que durante la campaña de las primarias eran emitidas por sus más destacados compañeros de partido, pero rivales de la ocasión.
Derrotar a un carismático político, con tres presidencias constitucionales en su foja de realizaciones, no era una tarea fácil. Y no solo era por la disponibilidad de recursos necesarios con los que se tenían para vencerlo. Se necesitaba de algo más de las cualidades personales de un político. El carisma de Gonzalo y su fácil acceso a la gente contribuyó frente a un Leonel encaramado en una nube del Olimpo e inalcanzable para el común de los humanos. El daba muestra de su prepotencia y de su soberbia frente a los demás políticos cuando rehusaba compartir con los demás políticos considerados de menor rango y sin nada que ofrecerles y otorgaba sus escasos favores como si fueran limosnas.
La rabieta de Fernández, escenificada en horas de la noche del pasado domingo, desmeritó su figura política de gran arraigo, que al verse derrotado por un político desconocido pero con el respaldo del Estado, asumió el clásico pataleo de los simples políticos dominicanos cuando pierden en las elecciones y alegan fraude, y ahora con el modernismo del algoritmo y acusando a la propia Junta Central Electoral de ser el artífice de tal maldad.
La facción peledeísta y de sus aliados de Fernández exhibió una abundancia de recursos que hasta los llevó por un sendero peligroso de pretender manchar al turismo dominicano orquestando una agresiva campaña de descrédito internacional por las muertes de turistas ocurridas en algunos hoteles de playa. El turismo se resintió y cientos de reservaciones para los meses finales del año fueron canceladas. Afortunadamente, esa campaña se diluyó y de nuevo el turismo criollo ha vuelto a recuperar su ritmo de crecimiento para lo que resta del año y con un aumento apreciable de los índices de ocupación de las habitaciones hoteleras.
El triunfo de Gonzalo, tan meteórico solo guarda una semejanza con aquella guerra de los seis días que escenificaron lsrael y los países árabes en 1967. En aquella ocasión los árabes se vieron derrotados abrumadoramente por un pequeño país que luchaba por su supervivencia. Este evento sacudió al mundo por su velocidad de sus resultados. Ahora un nuevo político surgido del anonimato que en menos de dos meses se convirtió en el favorito de una buena parte de los dominicanos pero que ya conocían de la labor que al frente del Ministerio de Obras Públicas había realizado Gonzalo por todo el país. Además el programa de asistencia vial del ministerio era un éxito completo y una tranquilidad para quienes utilizamos las excelentes carreteras en servicio.
Gonzalo Castillo, aupado por el poder de Medina y contando con recursos y con una personalidad carismática para llegarle a la gente, se ganó su confianza y simpatías. Lo vieron más asequible que Fernández que siempre luce lejano al común de los vivientes. Gonzalo le brinda confianza a la gente que va muy de acuerdo con la naturaleza de los dominicanos.

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