La grandeza de Bosch

La grandeza de Bosch

Juan Bosch es uno de los dominicanos que más ha influido en lo que pudiera llamarse el “pensamiento criollo”, pues su enorme producción literaria y sus ensayos sobre la realidad dominicana, aparte de su actividad política, como fundador de los dos partidos que hoy dominan la vida nacional, le hacen merecedor del respeto y la admiración de sus conciudadanos.

Sus cuentos son extraordinarios. Sólo por ellos merece un puesto destacado entre los literatos latinoamericanos. Su “Nochebuena de Encarnación Mendoza” anda junto a cuentos de Checkov, De Maupassant, Hemingway y otros como un referente obligado del buen contar.

Sus ensayos son otra cosa, más cuestionable. Pocas veces se ha intentado desmenuzar sus incursiones en asuntos bíblicos o de geopolítica caribeña, pero su teoría sobre la “Dictadura con apoyo popular”, pese a sus raíces asiáticas y su gran andamiaje, resulta al final una extravagancia que nunca mereció ningún respeto de los académicos que sí le reconocían sus dotes como cuentista.

Bosch fue un hombre controversial desde que salió del país, favorecido por un permiso de Trujillo, dejando detrás familia y otros compromisos que cualquier biógrafo serio cuestionaría. Ahora sus apologistas resaltan que fue anunciador de circo, sin asuntar que quizás eso fue lo que siempre fue, pues pudo ser otra cosa mayor que nunca logró.

Cada vez que alguien cuestiona a Bosch, salen unos rabiosos auto-designados guardianes de su legado a atacar y denostar a quien ose criticar a este gran vegano. Y fuñen tanto que cualquiera cree que Bosch era un inmaculado sobre quien nadie puede opinar a no ser que desee exponerse a las diatribas de estos talibanes.

Bosch era rabioso, intolerante, político y otros apelativos más. Dijo disparates como que a Caamaño lo trajeron congelado desde Estados Unidos, cuando él era de los pocos dominicanos que sabía de la aventura de Caracoles. Se peleó con agencias de prensa estadounidenses y con diarios locales de manera estúpida. Hizo locuras que sólo sus imparciales le perdonan.

Pero pese a todo ello, Bosch refulge en el cielo político dominicano como una estrella principal. La grandeza de Bosch radica en que a pesar de esas “defensas” de peseteros que buscan medrar, pese a sus disparates, Bosch trajo a la política dominicana la preocupación por los más pobres.

Ese legado resiste las “defensas” de peseteros que andan rumiando su desventura pese a que los boschistas llevan años en el poder.

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