En Estados Unidos murieron 675,000 personas y por lo menos 50 millones en todo el mundo por la pandemia de la gripe española de 1918-1919. Aunque en Estados Unidos quebraron empresas de todos los tamaños y el PIB real que creció 9% en 1918 se desplomó a 1% en 1919, la historiografía dominicana no discute el impacto que tuvo en la economía dominicana, se limita a valorizar como positiva la inversión del gobierno militar de ocupación en carreteras y sanidad pública.
Para el análisis que sigue me apoyo en datos estadísticos y cálculos extraídos de mi libro Crecimiento Económico Dominicano. Evolución del PIB y de los Ingresos del Fisco, 1844-1950. Archivo General de la Nación, 2014.
Aunque no se extrae del dato de población, en miles de personas 776, 794 y 843 en 1917, 1918 y 1919, respectivamente, por la gripe española debieron morir muchos dominicanos, no se registra parón en la producción agrícola, fabricación de azúcar y otras manufacturas, tampoco en el comercio mayorista y minorista en las principales ciudades del país.
El trabajo continuo como si nada estuviera pasando en los Estados Unidos y países europeos, lo reflejan las estadísticas de comercio exterior. Revisando las reportadas por la Receptoría de Aduanas, creada por el Presidente Theodore Roosevelt para garantizar el pago de la deuda externa de US$20 millones, incrementada por el gobierno militar de ocupación y explicando porque, a final de diciembre de 1930 todavía se debían US$18 millones, muestran que en valor las exportaciones aumentaron un 4.3% en 1917, de US$21.5 millones a US$22.5 millones, que se redujo apenas en un 0.3% hasta US$22.4 millones en 1918, para aumentar 77% y 48%, a US$39.6 y US$58.7 millones, en 1919 y 1920, respectivamente.
Como el valor exportado se redujo en 0.3%, pero el importado creció 13.4%, negativa fue la contribución del sector exterior neto al crecimiento del PIB en 1918 que decreció 4.7%.
Para el gobierno militar de ocupación y dueños de centrales azucareros, los accionistas eran estadounidenses en su gran mayoría, nuestro país estaba entre los que producían materias primas con altos beneficios para repatriarlos a los Estados Unidos, explicando por qué en 1918 no hubo parón de actividades en fabricas y comercio para proteger la salud de los trabajadores frente a la gripe española que con seguridad se importó desde los Estados Unidos,
Las estadísticas aportan evidencias sobre la importancia relativa de nuestro país en el Gran Caribe. De 1916 a 1922 el valor medio anual de la exportación de azúcar, café, cacao y otras materias primas, fue de US$28,7 millones y de US$22.2 millones el valor de las importaciones, principalmente alimentos, con un superávit acumulado en la balanza de bienes de US$45.2 millones, anual US$6.5 millones, equivalente a 2.4% del PIB.
No niego que parte del superávit anual estaba comprometido con el pago de la deuda pública externa, pero una proporción importante debió engrosar las reservas internacionales del país, lo que no se produjo, el gobierno militar de ocupación procedió de otra manera, además de que el 90% de lo que se importaba procedía de los Estados Unidos, a ese país se repatriaba el grueso del superávit comercial en forma de dividendos, gastos y pago de intereses.