La gruta de la Natividad

La gruta de la Natividad

Hay un lugar que venero. Es La Gruta de la Natividad, el centro de la Iglesia de la Natividad de Jesús en Belén, dentro del territorio palestino, en Israel, Medio Oriente. Esta pequeña cueva es el lugar donde nació Jesús.

Según la tradición sustentada en los evangelios, allí el niño Jesús fue colocado por su madre, la Virgen María, en el paupérrimo pesebre y visitado por los pastores y reyes magos. Es el sitio más sagrado de Belén, y junto al Monte Calvario o El Gólgota y la Iglesia del Santo Sepulcro –ambos en Jerusalén- constituyen el leitmotiv espiritual de mis visitas a Tierra Santa. Admiro, además, la Iglesia de la Anunciación, en Nazaret, cuya gruta representa la Casa de María, adonde el Ángel Gabriel le anunció: “concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús”.

El sitio del nacimiento de la Natividad, identificado luego de ingentes excavaciones, se halla encima de tan sagrada Gruta, a la izquierda, marcado con la Estrella de Plata de catorce puntas, que contiene la inscripción latina: “Aquí nació Jesús de la Virgen María”.

Belén, la populosa capital palestina, es tradición bíblica. Allí murió Raquel de Jacob en el momento del parto de Benjamín, narra el Génesis, y fue escenario de la epopeya de Ruth la Moabita, bisabuela de David, el rey que dio a Israel el mayor territorio que jamás tuvo, y de cuya casa Jesucristo nació un milenio después. Belén es la ciudad natal de Jesús. Sus habitantes son árabes, musulmanes y cristianos.

La Natividad la construyó Santa Elena, siglo IV, y la restauró Justiniano en el siglo VI. Vale la pena ver la Iconostasis, con su profusión de oro y obras de arte. Esto es palpable historia cristiana.

¡Feliz Navidad!

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