Por Sammy Ketz
BAGDAD, Feb 24 (AFP) – Las tensiones intercomunitarias en Irak han llegado a un nivel muy elevado, pero la guerra civil aún puede ser evitada, estimaron expertos en Irak el viernes.

   «Por el momento, la violencia es provocada desde arriba, pero aún no ha impregnado la base, es decir el conjunto de la sociedad. Es el fruto de una rivalidad regional entre Irán y Estados Unidos», estimó Ghassam Salame, especialista en Oriente Medio y ex consejero de la ONU en Irak.

   El ataque el miércoles contra uno los mausoleos más sagrados de los chiítas en la ciudad sunita de Samarra, al norte de Bagdad, que fue dinamitado, desencadenó represalias contra los lugares de culto y los miembros de la comunidad sunita.

   «Irak es el rehén de un conflicto regional entre Estados Unidos e Irán, pues Teherán quiere impedir que Washington constituya un gobierno que le sea favorable y no puede haber gobierno hostil a Estados Unidos, agregó.

   «Si la situación sigue estancada y si el gobierno no es formado rápidamente, el país puede caer en la guerra civil», agregó.

   Los diferentes dirigentes iraquíes han advertido contra la discordia confesional, pero la principal lista sunita, el Frente de la Concordia, suspendió su participación en las negociaciones para la formación del gobierno, debido a los ataques contra los miembros de su comunidad.

   «Hay que evitar el fuego de la sedición, pues si se enciende destruirá todo a su paso y nadie escapará indemne. Apagarlo es un deber sagrado que sólo puede cumplirse mediante la unidad nacional», afirmó el jueves el presidente iraquí, Jalal Talabani, al recibir a los dirigentes políticos.

   Según Mahmud Osman, un diputado kurdo que asistió a la reunión, «todos expresaron su angustia por una guerra civil».

   Para Joost Hiltermann, que sigue el tema iraquí para el International Crisis Group, un grupo de estudio con sede en Bruselas, «sin medidas urgentes para cambiar el curso, podría haber una guerra civil».

   Entre las medidas, citó «llamados a la calma de los dirigentes religiosos sunitas y chiítas y la constitución de un gobierno de unidad nacional. Lo que ahora dice Estados Unidos sobre el futuro gobierno y de sus fuerzas armadas es justo pero quizás un poco tardío».

    El lunes el embajador estadounidense en Bagdad, Zalmay Khalilzad, había afirmado que «el problema fundamental en Irak era un conflicto étnico y comunitario».

   Khalilzad declaró que su país rechazaría ayudar financieramente al establecimiento de una fuerza de seguridad iraquí si el próximo gobierno de Irak se constituía sobre bases comunitarias.

   Para el antropólogo iraquí Hosham Dawood, «la situación superó una etapa cualitativa hacia la confrontación no controlable. Hay un riesgo de avanzar hacia un enfrentamiento en la base, si no se llega a contener la situación».

   «Primero hay que tranquilizar a la comunidad chiíta», estimó, destacando que «la urgencia no es la formación del gobierno, pues primero hay que calmar las situación antes de sentarse a la mesa de negociaciones», explicó este especialista de las tribus.

   «Actualmente, hay partidos chiítas que buscan explotar la situación en su provecho, endureciendo su posición, como Abdel Aziz Al Hakim, (jefe del Consejo Superior de la Revolución Islámica en Irak, el principal partido chiíta) que llegó hasta criticar la intervención del embajador estadounidense», dijo Dawood.

   Los sunitas también se aprovechan para marcar su territorio y se retiraron de las negociaciones», constató.