La Guerra de Abril ‘65, 46 años después

La Guerra de Abril ‘65, 46 años después

Un gran legado  histórico de la Guerra de Abril ha sido  que nos dejó como aporte patriótico a cuatro héroes nacionales militares (aparte de los héroes civiles). Títulos otorgados por Ley del Congreso Nacional de la República a los siguientes oficiales:

Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, egresado de la Academia Naval, M. de G.; coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, egresado de la Academia Naval, M. de G.; coronel Manuel Ramón Montes Arache, egresado de la Academia Naval, M. de G.; coronel Juan Lora Fernández, egresado de la Academia Militar, Ejército Nacional. 

La conciencia patriótica ciudadana, que nace del profundo amor a la patria, juzgó los hechos de Abril  65 y los ha sabido colocar en la justa dimensión de los más altos merecimientos de los defensores del patriotismo, del honor y el decoro de la dominicanidad. Cuando nos preguntamos ¿por qué lucharon y ofrendaron sus vidas tantos dominicanos? ¿Por riquezas, por el poder sin patria o por ostentar altas posiciones estatales? Simplemente, sus luchas fueron por las mismas glorias nacionales que nos dejaron como legado los Padres fundadores, los héroes y mártires que derramaron su sangre por la Independencia Nacional.

Hace aproximadamente una década, el Vicealmirante Montes Arache y nosotros conversábamos sobre la Guerra de Abril en su residencia y nos decía que en una ocasión fue invitado junto a otros oficiales a la conmemoración del Día de los Veteranos de la Segunda Guerra Mundial, en Francia, y que el recuerdo de aquél magnífico evento lo marcó emocionalmente. Explicaba cómo aquel pueblo agradecido rendía honores a esos militares casi con devoción; la gratitud de esos compatriotas ha colocado a esos héroes en la cima de las glorias, los aman por ser forjadores y defensores de su libertad, de su independencia y de su soberanía.

Cuando nos narraba tan emocionante experiencia, nosotros le decíamos que los pueblos son dueños de la sabiduría de juzgar con rigor la vida y los hechos de los hombres y mujeres que coexisten y conviven en una misma época, en una comunidad, y con expresiones un poco clásicas le afirmamos que los constitucionalistas, perseguidos militar, política y económicamente por décadas, algún día serán exaltados por el espíritu patrio y les serán ceñidas en sus frentes las coronas de laureles de la gloria para la eternidad.

No se hizo esperar nuestro sincero deseo y se convirtió en realidad cuando la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) comienza a interesarse y difundir los hechos de Abril del 1965. Nos concedió a todos los militares constitucionalistas el reconocimiento de haber sido los defensores de la libertad y la democracia del pueblo dominicano. En el presente se celebran eventos conmemorativos en los aniversarios de Abril del 65, se esculpen bustos de los héroes y son colocados en la Plaza “24 de Abril”, en el campus de ese alto centro de estudios. Otras instituciones oficiales como la Comisión de Efemérides Patrias y el propio gobierno dominicano permitió y dio apoyo a todas estas iniciativas.

El Presidente de la República, Doctor Leonel Fernández, el 24 de abril del 2010, al cumplirse el 45 aniversario de esta epopeya bélica, decretó los ascensos a un gran número de oficiales, clases y alistados de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional constitucionalistas. En la ocasión, pronunció un discurso de antología frente a esos militares, en el Ministerio de las Fuerzas Armadas, valorando los hechos y colocándolos en los anales de la Historia de América como modelo y paradigma en la defensa de la voluntad popular y de la autodeterminación de los pueblos libres.

Se coronan todos esos grandes homenajes con cuatro leyes especiales, promulgadas por el Congreso Nacional, elevando a Héroes de la Patria a los oficiales mencionados en el primer párrafo de este escrito, y con ello colocan simbólicamente en nuestro pecho las medallas del honor militar, a todos y cada uno de los combatientes de la Guerra de Abril del 65, civiles y militares; para que se perpetúe en el tiempo y en el espacio y sirva de ejemplo y de enseñanza a las presentes y futuras generaciones de latinoamericanos.

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