La guerra de Amazon por los libros es una guerra de ayer

La guerra de Amazon por los libros es una guerra de ayer

La batalla campal que libran Amazon.com Inc., los autores y las editoriales por el precio de los libros es triste de ver. De lo que no se dan cuenta es que, en el mundo de la literatura digital, la propiedad de los libros pronto será un anacronismo.

En las últimas semanas, la pelea ha tomado temperatura en tanto Amazon trata de obtener precios más bajos de la editorial Hachette Book Group Inc. limitando el acceso de los clientes a sus libros, y autores como Stephen King, John Grisham y Michael Lewis exhortan a sus lectores a inundar la casilla de correo del máximo responsable ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, de furiosos mensajes. Las editoriales y los autores dicen que Amazon -que, según los cálculos, controla el 65 por ciento del mercado de los libros electrónicos- explota de manera desleal su posición de cuasimonopolio.

La librería online sostiene que los libros electrónicos deberían ser más baratos que los impresos porque el costo marginal de producir un ejemplar electrónico es cero.

Los lectores están siendo tratados de manera desleal por todos. Las tácticas de Amazon interfieren con el acceso a los libros: buscar en otro lado el título que uno quiere puede ser trabajoso si se usa un Kindle o se está acostumbrado a comprar en Amazon. Además, es cierto que los precios son injustificadamente altos dado el costo de producción de los libros electrónicos. En Rusia, por ejemplo, donde la piratería de libros es una amenaza mucho más importante que en los Estados Unidos, la librería electrónica Litres.ru logra vender libros electrónicos no pirateados por la mitad de lo que cobra Amazon.

Esta no es una batalla desesperada por un mercado cada vez más reducido como el de la industria musical. Los datos de 2009 indican que los niños y los adolescentes estadounidenses en realidad dedican más tiempo por día a leer libros por placer que hace una década -una buena señal para el perfil demográfico de la industria. Las ventas de libros se mantienen estables en unidades y crecen en dólares.

Dicho esto, el mercado de los libros sigue los pasos del desarrollo tecnológico del mercado musical. Pasó de la tapa dura a las ediciones en rústica -similares a los LP de vinilo y los CD- y luego al Kindle de Amazon, que se podía usar para comprar libros en Amazon del mismo modo que Apple Inc. vendía canciones a los usuarios de iPod a través de la tienda iTunes.

Ahora hasta el Kindle ha quedado obsoleto: la gente lee libros electrónicos en los smartphones y las tablets y los descarga a través de conexiones de datos siempre presentes. Por eso, Amazon y otras compañías como Oyster y Scribd ofrecen un modelo de suscripción por el cual los clientes pagan una tarifa plana por el acceso a una gran cantidad de libros. Pero esto podría no funcionar para los libros: sólo el 27 por ciento de los encuestados que compran libros adquieren más de diez por año, el volumen necesario para justificar cualquier tipo de tarifa mensual.

Biblioteca digital en la nube. Para los lectores, un modelo mejor sería una enorme biblioteca digital en la nube, donde se podría pedir prestado cualquier libro -que se pondría a disposición durante un tiempo- por una tarifa más baja que el precio actual de compra de Amazon.

Tener libros hoy día tiene tan poco sentido como tener archivos de música, pero pagar el precio total por la disponibilidad de por vida podría ser una opción. Cualquiera de las grandes empresas de la nube -Amazon, Microsoft Corp., Google Inc., Oracle Corp.- o una stratup ambiciosa que les alquilara capacidad en la nube podría ofrecer este servicio. Conforme a este modelo, las editoriales operarían básicamente como agencias de promoción o los autores podrían encargarse de su propia comercialización.

 

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