¡La guerra es la guerra!

¡La guerra es la guerra!

JOSÉ B. GAUTIER
Mientras las más grandes y poderosas naciones compiten entre si por el dominio de las estrellas, los planetas, y los recursos humanos, naturales y económicos de la tierra en una vertiginosa carrera para desarrollar el arma de destrucción masiva más letal y moderna para acabar con el «enemigo», aquí, en un rincón del Caribe llamado Santo Domingo se desarrolla una intensa campaña solapada, anónima, sin cabeza visible, destinada a arrebatar la identidad nacional propia a los dominicanos, en lo que parecería como «una tormenta dentro de un vaso de agua», comparada con ese huracán que perturba al mundo civilizado.

Nuestro «terrorista» favorito,- enano en comparación a un Osama Bin Laden, quien nos persigue como su propia sombra,- es en esta pequeña isla compartida por dos pueblos diferentes, el Gulliver gigante que se ha propuesto por todos los medios a destruir la nacionalidad dominicana. ¡Claro esta que ese enorme Gulliver asume que sus habitantes pacientemente esperaran en el altar de los sacrificios creado por su imaginación- ya convertidos en «zombis» de los sacerdotes «hougans» hechizados por los «Eloi» en la evangelización sincretizada del culto «Vudú», propagada en los bateyes del CEA por discípulos de los sacerdotes católicos y ministros protestantes,- a que vengan los de afuera a echarlos de esta Viña de Nabot envidiada,- de su propiedades, de sus hogares!

La guerra es la guerra. Por eso ya algunos comienzan a entender el acertijo político del momento. Ya es una realidad esencial para garantizar la supervivencia de una nación,- la doctrina Bush de «quien no este conmigo es mi enemigo». ¿Pero quienes son los enemigos de la nación dominicana? ¿Dónde están? ¿Cómo actúan?

Entre los grandes y asombrosos descubrimientos que ha hecho el pueblo de los Estados Unidos de América después del mortal atentado a las Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York, es darse cuenta de su invulnerabilidad como nación ante el asedio «terrorista» por el fracaso de los servicios de inteligencia gubernamentales para identificar y destruir al «enemigo» a tiempo.

¿Estamos los dominicanos atrapados en una red similar de ineptitudes y de torpezas, donde los traidores y los patriotas se acuestan con el «enemigo», sin saber quien es quien? Presumimos que la ciudadanía vive dentro de un jardín paradisíaco, padeciendo de amnesia colectiva. No se ha consumado el pecado original. No existen Registros Civiles, ni estadísticas migratorias, ni Censos Nacionales, ni Junta Central Electoral, ni Policía Nacional, ni Fuerzas Armadas confiables. Nadie sabe nada, ni pregunta nada. A diario se descubren crímenes y delitos, fraudes y falsificaciones de documentos de todo genero,- pasaportes, visas, actas de nacimiento. El contrabando de personas, armas y drogas está institucionalizado. Prevalece la ignorancia. No hay justicia. Los correctivos son de fachadas y momentáneos. Impera el caos. Y todo se derrumba.

¿Procede que igual que las grandes naciones como los Estados Unidos y Rusia han hecho,- la dominicana,- su pueblo, su gobierno despierten y tomen en serio la doctrina Bush adoptando medidas preventivas similares para identificar y destruir a los «terroristas» que se han infiltrado en nuestra sociedad con el fin de aniquilarla?

Observa como los valores éticos y morales de la sociedad se han ido recomponiendo en el tiempo mediante la adopción de políticas equivocadas o comprometidas de gobiernos continuistas, corruptos y autoritarios en complicidad con poderes o intereses extranjeros. Un ejemplo típico de vender, alquilar o usufructuar territorio dominicano a favor de potencias extranjeras es dando garantía a la permanencia indefinida del poder político local. Esto fue lo que sucedió en el país con la distorsión consciente, sistemática y generalizada del mercado laboral dominicano mediante el empleo masivo e incontrolado de mano de obra haitiana,- política de Estado concebida para resolver un problema de explosión demográfica ajeno que amenazaba a desbordarse su población excedente a otras naciones como los Estados Unidos, Canadá y Francia,- la cual fue ratificada en 1966 por el Presidente Balaguer mediante la firma del «Acuerdo Sobre la Contratación en Haití y la entrada en la República Dominicana de Jornaleros Temporales Haitianos», denunciado por nosotros hace casi 40 años, sin que nadie la secundara; política laboral absurda y perversa de entregar las tierras propiedad del Estado con sus fuentes de trabajo a los haitianos «contratados× , en vez de dominicanizar la industria azucarera socializada, integrando a miles de campesinos marginados, a una verdadera reforma agraria. Esta perniciosa y dañina practica política de armonizar intereses migratorios multinacionales con intereses caudillistas degenerados,- regó los polvos que hoy son lodazales.

Por algún lugar hay que comenzar la acción para crear conciencia ante el inminente peligro. Todavía hay muchos que no entienden la razón del ocaso de la nación dominicana. No comprenden la doble dinámica oculta que utiliza el «enemigo» en el proceso de expulsión de sus habitantes hacia el exterior y de recepción de ilegales haitianos a nuestro territorio. Todos los días aparecen titulares de prensa anunciando la panacea de los viajes ilegales de cientos de dominicanos que emigran a Estados Unidos y Puerto Rico. Hablan de la bonanza de las remesas. También se promueven las María Magdalenas dominicanas en el exterior. La carne de mujer criolla establece mercado preferencial de expulsión demográfica. Claro esta que todo este vacío poblacional,- desde humildes obreros hasta capacitados profesionales universitarios que emigran,- es llenado por nuevos inmigrantes haitianos, y consolida a los ya radicados ilegalmente en el país en espera de una amnistía presidencial ofertada por la nueva Ley de Migración. ¡Un verdadero «jaque mate» en el ajedrez político internacional!

Pero quizás la labor más perniciosa es la que están realizando muchas organizaciones antidominicanas fantasmas financiadas por ONG pagadas por intereses extranjeros que aparecen en muchos idiomas en las redes de comunicación de masas como en el Internet para mantener la herida abierta y sangrando. Por ejemplo, en su buscador Google, que si usted accede Batey 5, encontrara a la fecha más de 65,000 caracteres o páginas detractando a la sociedad dominicana de alguna forma. Dando informaciones pro haitianas con ese amargo sabor antidominicano sobre la situación de los indocumentados haitianos radicados ilegalmente en el territorio nacional. ¿Qué vamos hacer con todos estos desinformadores de la realidad dominicana, en su mayoría extranjeros? ¿Enviarlos a Washington al Congreso norteamericano para que exijan la entrada libre a los EE.UU. de todos los extranjeros que desean participar en el «American Dream»? ¿Mandarlos para que prediquen en la Unión Europa que abran las puertas de los habitantes de los países que desean gozar de su bonanza económica, especialmente sus vecinos africanos y asiáticos?

Si es que en verdad vivimos actualmente dentro de un Estado de Derech o después de tantas luchas y sacrificios,- no es menos cierto que debemos cuidarlo, porque así es la guerra y el «enemigo» se oculta en todas partes y utiliza todos los medios para alcanzar su propósito. A veces nos hacemos esta pregunta tonta: ¿Habrán la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) o la procuraduría General de la Nación (en el actual sistema de partidos políticos aparentemente estas inquietudes patrióticas y nacionalistas no caben) tomado la molestia, alguna vez, durante los últimos años, de dar seguimiento al mensaje ideológico abiertamente subversivo y antinacional difundido por el Internet, para ver si el mismo no atenta contra el orden publico, las buenas costumbres y la soberanía nacional? ¿Qué cree usted, amable lector?

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