Luis R. Santos es un joven y talentoso escritor de ficción, de los más sobresalientes de las últimas generaciones. Hay que decir que su producción lo presenta como un escritor incansable. Luis dejó su profesión original, la ingeniería agronómica, desde que descubrió que su verdadera vocación es la escritura. Desde entonces no para de escribir y de publicar. Hasta la fecha ha publicado cinco novelas y una casi novela, así como tres libros de relatos y cuentos. Una de sus novelas y uno de sus cuentos han sido llevados al cine. En este texto, El otro círculo. Cuentos casi completos y dos novelas breves, Luis R. Santos nos ofrece un riquísimo manojo de su literatura, de sus cuentos, relatos y cuasi novelas. Una obra de 360 páginas, publicada bajo el sello de Ediciones de Cultura.
Ramón Cáceres
Este libro del historiador, filósofo y abogado Pedro Troncoso Sánchez es un clásico de la historia dominicana. Se trata de una obra biográfica acerca de un mandatario que tuvo que bregar con la onerosa herencia lilisiana. Uno de los principales propósitos del libro es presentar a Ramón Cáceres como un libertador con credenciales dignas de figurar junto a los próceres de la Independencia. El texto tiene 488 páginas. Fue publicado por la Editora Nacional, con prólogo de José Rafael Lantigua.
Código de la vida
Esta obra, de carácter esotérico, fue escrita por el higüeyano Héctor Luis Martínez Cedeño. Tiene 100 páginas y fue impreso en Editora Búho.
El grito del tambor
Esta es la última novela de la ya consagrada novelista dominicana Emilia Pereyra. Fue publicada recientemente bajo el sello de Alfaguara, la prestigiosa editora española. Esta es la cuarta novela de esta joven veterana del periodismo. Las anteriores son El crimen verde, Cenizas del querer y Cóctel de frenesí. También ha publicado un libro de cuentos, El inapelable designio de Dios. En esta novela de 200 páginas, El grito del tambor, la escritora Emilia Pereyra recrea con maestría y con una prosa vigorosa la denominada Invasión de Francis Drake, un episodio que durante un mes llenó de pavor y miseria a la colonial ciudad de Santo Domingo, en 1586. La autora apela a los recursos de la lengua para, con la ayuda de la siempre legítima invención novelística, dibujar la personalidad de Drake y la de otros personajes a quienes la historia menciona como protagonistas de aquella acción guerrera de los mares y de la tierra. Era la lucha de los imperios por el dominio marítimo, por las riquezas y por el dominio religioso en el Caribe que Juan Bosch llamó, de manera atinada, frontera imperial.