LA HABANA, Jul 8 (AFP) – La Habana, donde ya comenzaron a sentirse las primeras ráfagas de viento del huracán Dennis, se encuentra preparada para enfrentar al ciclón, pero muchos de sus edificios, en estado crítico, podrían derrumbarse con los fuertes vientos y lluvias, indicaron sus autoridades.

   El primer secretario del Partido Comunista (PCC; único), Pedro Sáez, dijo a la prensa que la capital se ha preparado para enfrentar penetraciones del mar, inundaciones y derrumbes en viviendas, situación que se agrava con la existencia de inmuebles en estado muy crítico.

   En La Habana fueron suspendidas las actividades docentes, culturales y recreativas e incluso a partir del mediodía muchos centros laborales, cuya producción y servicio no es imprescindible, entrarán en receso al igual que el transporte público, en función de la evacuación.

   Las evacuaciones de personas a lugares seguros comenzaron desde la víspera, para lo cual las autoridades provinciales habilitaron 669 albergues, con alimentos, agua y asistencia médica.

   El presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular (alcalde), Juan Contino, dijo que los problemas de La Habana se hacen muy complejos debido a su densidad de población, 2,2 millones residentes en 117 km/cuadrados, más unas 100.000 personas en tránsito.

   Contino señaló que en La Habana existen «880 lugares críticos», 280 de ellos edificios, 302 ciudadelas (cuarterías) y unas 300 viviendas individuales, cuyo estado constructivo es muy deficiente y podrían ceder ante los vientos, las aguas y las posibles penetraciones marinas.

   Otro problema lo constituyen 102.000 viviendas, ubicadas en la periferia de la ciudad, cuyos techos «ligeros» (tejas de zinc y otros materiales), según el alcalde, «no soportan los vientos» de Dennis.

   Otra medida que han tomado las autoridades es pedir a los vecinos de los edificios altos, que se refugien en los pisos inferiores. En la ciudad existen 526 edificios de más de seis pisos.

   Los habitantes de la capital amanecieron en esta jornada en tiendas y almacenes, donde se formaron largas filas para adquirir agua potable, alimentos en conserva, velas y otros insumos.

   Está previsto que cuando las ráfagas de viento superen los 50km/h, el servicio eléctrico será desconectado para evitar accidentes con postes y cables caídos.