La hazaña inconclusa

<p>La hazaña inconclusa</p>

Para que pueda ser dinámico y progresista, un proyecto de República debe ser siempre una obra inconclusa, que reclame permanentemente el esfuerzo de hombres y mujeres de un pueblo para sustentar lo logrado a cada paso y añadirle cada día elementos que mantengan la armonía con los tiempos y las necesidades de la gente.

Este razonamiento viene a cuento un día como hoy, cuando se conmemora el natalicio de Juan Pablo Duarte, que desde temprana edad fuera ideólogo y hacedor del proyecto de nación que hemos heredado y debemos continuar.

Duarte, que vino a este mundo un día como hoy de 1813, se forjó principios morales que sirvieron de atractivo para muchos jóvenes de su época, en tiempos en que la tierra que le vio nacer estaba bajo dominio haitiano.

Sus viajes de estudio hacia Europa le permitieron captar la esencia y los  principios de la libertad y concebir la forma en que los aplicaría para liberar a su pueblo del yugo haitiano.

La vuelta a la tierra natal, ya más convencido de la necesidad de revertir el estado de cosas, puso a Duarte en contacto con las penurias de su pueblo y le permitió sembrar en jóvenes de la época los ideales libertarios que quedaron resumidos en el estatuto de la Sociedad La Trinitaria, y que tiempo después arrasaron con el dominio haitiano, dando nacimiento a una República.

-II-

Lo más juicioso, la mejor manera de tomar el ejemplo de Duarte, es asimilar la filosofía y los principios que inspiraron su hazaña de precursor de una República, y mantenerlos, actualizarlos y aplicarlos de manera continua, bajo una premisa libertaria absoluta, que abarque todos los ámbitos.

Es que el dominio es multifacético y mutante. Se presenta unas veces con la bota y el sable, como en el caso en que los haitianos lo ejercieron con nuestro pueblo, o con el fusil, como las veces que hemos sido ocupados militarmente, y otras veces se nos disfraza de libre comercio, cooperación o conceptos de sociedad y relación internacionales.

De ahí que la vigencia y aplicación de los principios básicos del proyecto de República tienen que ser permanentes, pero adaptables a las circunstancias para responder adecuadamente a cada expresión de dominio.

De ahí que la misión de Duarte, su proyecto de nación, no culminó al poner en desbandada la ocupación de nuestro territorio por parte de los haitianos.

En estos tiempos en que nuestra soberanía vive bajo el asedio de tantas fuerzas de dominio, como el narcotráfico, o los esquemas comerciales disfrazados de equidad y bilateralidad, hace falta que tengamos muy presentes los ideales de Duarte, y que los apliquemos y reafirmemos su vigencia como si el proyecto de República del patricio fuera una obra permanentemente inconclusa para cuya realización tenemos que relevarnos de generación en generación.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas