La Hermana Glenda pone a vibrar público en
Estadio Quisqueya

La Hermana Glenda pone a vibrar público en <BR>Estadio Quisqueya

Por REYES GUZMÁN
Aproximadamente veinte mil personas asistieron la noche del domingo al Estadio Quisqueya para ver y escuchar a la Hermana Glenda, una cantante que tiene el privilegio de ser bendecida por Dios para transmitir mensajes de paz y amor.

El público le aplaudió, coreó sus temas y vivió momentos de emoción. Muchos lavaron sus mejillas con lágrimas, otros se abrazaron y cientos cambiaron las expresiones del rostro para reflejar ternura, tranquilidad y desahogo.

El concierto comenzó a las 7:30 y Glenda llenó los corazones con letras de sentimiento, mientras el sonido de la guitarra servía de acompañante y adornaba las melodías.

“Tú sabes que te amo”, “Si conocieras”, “No te sientas solo”, “Una palabra tuya”, “Mi guardián”, “Sin ti” y “Yo siempre te amaré” iban abriendo el camino para el encuentro entre la buena canción y la atención. Ella no sólo canta como un ángel, sino que habla orientando al público, haciendo relación de lo que cree, de lo que puede evitar que los enfermos o los jóvenes rebeldes pudieran cometer. Y es que sus palabras tienen el mando para hacer  cambiar de actitud, para apartar los pensamientos negativos y buscar en la paz el aliento.

Entre canción y canción  habló de sus experiencias, de los jóvenes que querían quitarse la vida, de los que pudo orientar y hoy pensar distinto. Narró la importancia de contar con Dios, de saber que él es su alfarero, su protector. Luego interpretó “Tú mi alfarero”, tema reforzado por la fuerza del coro compuesto por la multitud. “Hágase en mí” y “Tú eres el alma” unió más a los que fueron en grupos. Las parejas se daban besos en las mejillas.

“Quién te separará de mí” fue el eslabón para acercar más a los que llenaron el Estadio y escuchaban atentos las letras de la selección que cantó la Hermana Glenda, incluyendo “Para qué me sirve”.

LO MÁS EMOCIONANTE

Con calma y con su guitarra como acompañante, teniendo atrás como parte de la escenografía una gigante paloma blanca, una cruz con un manto rojo y la imagen de Jesús, la Hermana Glenda cantó su himno “Nada es imposible para ti”. Más que una interpretación, hizo una biografía de Jesús. Antes de cada estrofa  ambientaba los paisajes, hablaba de que para Dios no existen los obstáculos, las penas, los temores, la maldad, el odio ni la crueldad. Él lo perdona todo. La gente lloraba, no paraba de dejar que las lágrimas corrieran, que cayeran, que mojaran el suelo, que atestiguaran que el mensaje llegó. Unos temblaban, otros deseaban alargar sus brazos para cubrir la totalidad del cuerpo. Al final de la canción, en pantalla gigante un actor haciendo de Jesús cerraba los ojos, lo que fue efecto detonante para que muchos más lloraran.

Glenda sabe comunicar, domina el escenario y se adueña de la atención. De voz suave nos transporta a un paseo por los caminos cómodos, por la ruta con luz verde para no parar. Mientras más cantaba, más quería el público. Una cruz se proyectaba en el cielo, gracias a los efectos técnicos.

A las 8:30 dio las gracias y las peticiones de otra y otra retumbaban en el Estadio Quisqueya. Regresó después, cuando el cantante dominicano Rafy Rey ofreció a ritmo de merengue tres temas, lo que fue aprovechado para bailar.

La joven Elizabeth Rodríguez fue premiada con una guitarra al participar en el concurso buscando el doble de la Hermana Glenda, con quien cantó.

“Para ti”, “Proclama  mi alma” (en Cuba no la dejaron cantarlo) y “He encontrado un amigo”, más la iluminación de los fuegos artificiales, dieron por terminado el concierto.

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