La hipoteca va en reversa

La hipoteca va en reversa

Investigué sobre este fascinante tipo de préstamo a solicitud de Daniel Toribio.  En el caso de Estados Unidos, esposos que son dueños de su vivienda y con edad mínima de 62 años, pueden optar por la facilidad conocida como “reverse mortgage”. Con garantía de la propiedad, la pareja recibe un préstamo hipotecario, disponible en varias modalidades de desembolso, que tendrá un pago único de saldo, por intereses y capital, al fallecer el primero que llegó a viudo.  La liquidez para cancelar la obligación proviene de la venta del inmueble, que deben hacer los herederos o el abogado encargado del testamento. Si hay excedente, pasa a los familiares.  Estos no tienen que mortificarse por deuda en el velorio, porque un seguro cubre al banco en los casos que algo falte.

Las parejas que demandan estos créditos no piden apoyo estatal para mejorar sus pensiones. Tampoco esperan por la solidaridad de sus descendientes.  Utilizan la riqueza de su propiedad para vivir un mejor otoño, usando los ingresos para mejorar la calidad de vida o cubrir parte de sus gastos médicos.  Para calificar basta con buena salud mental. No hay que superar prueba de esfuerzo, preocuparse por el PSA o el test de osteoporosis, pero los esposos deben pertenecer al mismo grupo etario para ser codeudores. Nada de 60-30 o relaciones mayo-septiembre del Tao.

La cita con un consultor certificado es un requisito obligatorio.  Este explica la impecable lógica financiera, los parámetros para calcular las sumas a recibir, transparenta gastos de seguros, mantenimiento, comisiones y certifica que los esposos entendieron lo que, probablemente, sea su última transacción bancaria de importancia. Clave para que estos préstamos surgieran ha sido la combinación de informaciones confiables y regulares sobre las tasaciones de las propiedades y tablas actuariales bien afinadas.  Con éstas se determina el monto máximo que para cada caso puede asumir la entidad que asegura las hipotecas.

Estos préstamos no se quedan en los balances de los bancos que las originan.  Se titularizan en emisiones que adquieren inversionistas institucionales, en un proceso que, antes de la crisis financiera, generaba beneficios para todos los relacionados. En el software gratuito para hacer los cálculos, que distribuye por Internet la agencia federal para la vivienda, el valor de las propiedades se ponía a crecer en 4%, tasa que puede haber disminuido.

  El máximo de crédito para las HECM es menor y abundan advertencias para usar los consultores certificados. ¿Será posible aplatanar este instrumento? Tenemos potenciales compradores de títulos en las AFP, un desarrollo inmobiliario importante que proveerá más propietarios en unos lustros y el permiso de Juan Luis para la promoción pegajosa “Tu me prometiste una hipoteca para mi vejez contenta…”.

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