La historia avanza a saltos

La historia avanza a saltos

Nada atrae más al ser humano que la curiosidad por conocer el futuro. Anticiparse a los hechos por venir funciona como un hechizo. De ahí que tengan tanta demanda las pitonisas, las lectoras de la palma de la mano, los wawalaos que tiran los caracoles y hasta los practicantes del oráculo chino, I Ching. Nos obsesionamos con buscar el futuro en recónditos escondites cuando está a la vista de todos.

Recientemente, leí un libro titulado El Cisne Negro; el impacto de lo altamente improbable. El autor, Nassim Nicholas Taleb, es un matemático empírico que se ha dedicado a investigar la lógica del azar, las probabilidades y la incertidumbre. Confieso que muy pocas veces he encontrado un texto tan atrayente. Descubrir la primera página es como caer en una emboscada guerrillera: de allí nadie sale ileso. Para ese investigador, un cisne negro es un acontecimiento inusual que habita fuera del reino de las expectativas normales. Como hecho histórico, produce un impacto tremendo en la sociedad donde tiene lugar. Y, por su condición de rareza, la naturaleza humana tiende a inventar explicaciones (después del hecho, nunca antes) para entonces hacerlo razonable y entendible.

Fruto de esta lectura, se me ocurre que en el medio siglo reciente pueden considerarse dentro de la categoría de cisnes negros hechos como, la Revolución cubana, el asesinato de John F. Kennedy, la rebelión militar constitucionalista de 1965, las movilizaciones estudiantiles de 1968, la devolución por Estados Unidos del canal de Panamá, el desmoronamiento de la Unión Soviética, el ataque contra las torres gemelas de New York y la elección de Barack Obama a la Presidencia. No son todos los que están ni están todos los que son pero, sin lugar a dudas, esos acontecimientos pueden ser considerados como cisnes negros.

Durante más de un siglo los científicos sociales han actuado con la falsa creencia de que sus herramientas analíticas podían medir el incierto futuro. Con un método lineal de análisis, han concluido que el futuro puede predecirse mediante leyes matemáticas aplicadas a acontecimientos del pasado. Grave error que lleva a confundir espejismos con realidades. Sin embargo, la lógica del cisne negro evidencia que lo que desconocemos es más importante que lo que sabemos. La mayoría de las veces se descubre que un suceso insólito se produce, precisamente, porque no se esperaba que ocurriera. Los factores que generan el salto histórico crecen y se desarrollan sin alterarlo directamente ya que los poderosos que pudieran frenarlo o acelerarlo ignoran la elevada probabilidad de que suceda.

En República Dominicana, los políticos y aquellos que le ponen caso a sus análisis, centran toda la atención en los Partidos y sus dirigentes, en lo que dicen los titulares de los periódicos y lo que comentan los programeros de la radio y la televisión. Se cuecen en la propia salsa escuchando las declaraciones de las cotorras generosamente pagadas. Olvidan que hay un sub mundo que verdaderamente sufre por sus desmanes y por la corrupción imperante que genera cada día más pobreza.

En su libro, Nicholas Taleb llama la atención a tener en cuenta los precios de los productos de primera necesidad para evaluar la posibilidad de un cisne negro. También destaca la importancia de la credibilidad de los gobernantes y la integridad de las fuerzas militares y policiales. Asegura que estos parámetros han probado ser buenos mecanismos para anticipar los cambios sociales. Pero en esta tierra ancha y ajena los administradores del Estado creen que sus despilfarros y degeneraciones pueden ser ocultados por siempre sin provocar conmociones sociales.

A los políticos les encanta engañarse con historias que sacian su sed platónica de modelos ya pasados de moda. Actúan como ciegos que imaginan lo que no es y se confunden creyendo que nada puede cambiar, no importa lo que hagan o deshagan. Su arrogancia les impide presentir los cisnes negros creando una imagen falsa de las probabilidades de hechos importantes que bien podrían alterar totalmente sus planes.

Y nunca podrán negar que han sido advertidos, con tiempo suficiente, de que el comportamiento que insisten en mantener puede provocar un cisne negro, una conmoción social que castigue de manera ejemplar lo que ellos están provocando.

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