Líder comunitario y educador, Tomás Ramos, un joven de origen dominicano nacido en el Bronx, Nueva York, y aspirante a congresista federal en representación del Bronx (NY-15), ocupa titulares de prensa internacional por su capacidad para aportar soluciones.
En medio de la pandemia, y a través de la plataforma Bronx Rising, en menos de un mes recaudó tres millones de dólares para ayudar a su comunidad a enfrentar la envestida de la pandemia del COVID-19.
Su rol filantrópico no es circunstancial. Tiene un trabajo comunitario en el Bronx reconocido. “Soy un educador y activista comunitario. Siempre he sentido un compromiso con los más vulnerables, en especial con la juventud. Durante varios años dirigí un programa de artes y ciencias para jóvenes de una vivienda pública del Bronx en Nueva York”, cuenta Ramos.
Nacido en el Bronx de padres dominicanos, el joven político de 33 años vivió en carne propia la realidad a la que se enfrentan los dominicanos en los Estados Unidos. Sus padres, a quienes define como “almas trabajadoras”, emigraron como muchos criollos en busca de mejores oportunidades para su familia. “Al llegar aquí, chocaron con una dura realidad que los obligó a tomar decisiones fuertes en cuanto a cómo superarse y mantenerme a mí y a mis tres hermanos”.
Una de las tantas pruebas fue el encarcelamiento de su padre. Tomás Ramos cuenta que en ese momento su madre se encargó de que ni a él ni a sus hermanos les faltara lo esencial, “y nos inculcó valores como la bondad, la empatía, y la humildad”, recuerda.
Regreso a la RD. Con su padre en prisión y durante la epidemia de drogas que afligía NY en los años ochenta, su madre decidió mudarse a otro estado en busca de mejores condiciones. Tras ser liberado su padre, la familia entera se reunió en Santo Domingo, donde Ramos pasó su adolescencia, principalmente en los sectores de Los Mina y el ensanche Quisqueya.
Posteriormente regresó a los Estados Unidos para terminar sus estudios secundarios y después se matriculó en la Universidad de Temple, en la ciudad de Filadelfia. Graduado en Finanzas y con posibilidades de optar por un empleo que le brinde una vida de lujo, escogió el trabajo social. Dirige un centro educativo para niños radicado en una vivienda pública del Bronx, que ahora goza de una moderna sala de computación gracias a fondos municipales que Ramos logró conseguir.
“No voy a negar que tuviera una etapa traviesa, pero también fui muy afortunado de haber podido contar con maestros excelentes y un entorno de personas centradas y entregadas a mi educación. Lamentablemente, muchos jóvenes no tienen ese privilegio y es por eso, entre otros factores, que tantos se desvían. Tenemos que hacer mucho más para incentivarlos y enriquecerlos desde temprana edad, no solo en la escuela, sino también en la comunidad”, razona.
La política como herramienta de cambios. Sin ser un político de carrera, Tomás Ramos asegura que los grandes cambios que necesita la comunidad solo se pueden lograr con adecuada representación política. “Desde luego, hay muchos otros sectores que tienen que ser parte de esta transformación, pero sin la voluntad y el compromiso de nuestros representantes, cualquier progreso que se marque está en peligro de perderse; yo no me postularía si no estuviera convencido de que la política es un importante vehículo para lograr las mejoras que hemos estado esperando en el Bronx”.
Manifiesta, además, que su intención, no es simplemente conseguir un escaño en Washington D. C., es un compromiso con su generación. “Pertenezco a una generación de jóvenes que reconoce las graves inequidades de nuestra sociedad y se niega a quedarse con los brazos cruzados. Nuestro sistema político necesita sangre nueva. Quiero llegar a Washington para trabajar duro y representar a los residentes de mi distrito que han perdido confianza en el sistema”, comenta.
Así mismo explica que, desafortunadamente, muchos emigrantes latinos ya no llegan a un país donde el sueño americano está a su alcance, como en otras generaciones. “Esta administración antiinmigrante ha tratado de deshumanizar a nuestras familias y comunidades”, señala.
Del patio
A pesar de haber nacido en los Estados Unidos y vivir la mayor parte de su vida allí, siente un cariño especial por este país y por los dominicanos, especialmente de sus compañeros del Colegio Adventista Metropolitano, quienes al oír su ‘spanglish’ le apodaron “el Gringo”.
También añora el calor de su familia, no solo de sus padres, sino también del barrio y de la comunidad extendida.
“Añoro participar en conversaciones amenas en los colmados, y disfrutar de nuestra música típica. Nuestra gente me inspira y la cultura dominicana es algo que llevo muy dentro; espero poder ser el próximo congresista del distrito estadounidense donde residen más dominicanos que cualquier otro. Es hora de que nos represente uno de nosotros mismos. ¡Alienten a sus seres queridos en el Bronx a votar el 23 de junio!”,