La historia de una familia amante de la naturaleza

La historia de una familia amante de la naturaleza

La estación primaveral, que se inicia el 21 de marzo y concluye el 21 de junio, es una época en la que los árboles y plantas florecen y muestran su mayor esplendor

Por Nelly Ramírez
Llega la primavera, y con ella el mayor colorido y verdor de las plantas y las flores, las que, en esta época del año exhiben toda la belleza y esplendor de la flora, la cual durante las demás estaciones permanece discreta, cual mortal que espera su mejor oportunidad para presumir y mostrar sus cualidades.

Un lugar en el que se puede apreciar tranquilamente toda  la belleza de la flora, especialmente en esta estación, es en la Jardinería López, espacio en el que la familia López de la Rosa, compuesta por Carlos López, Altagracia de la Rosa de López y sus hijos: Alex, José Miguel, Lucrecia, Francisca, Vinicio, María Altagracia y María Isabel tienen como vocación principal el cultivo y cuidado de las plantas y las flores.

Un equipo de la sección ¡Vivir! interesado en observar de cerca los primeros asomos de la primavera y conocer un poco la historia de cómo la familia López de la Rosa se inicia en el mundo del cultivo de plantas y flores, visitó las instalaciones de la jardinería, localizada en el kilómetro 16 de la Autopista Duarte.

“Sin cariño no hay plantas”

La gran jardinería que se aprecia hoy, y la que se conoce en todo el país, por los servicios que brinda, no sólo de plantas y flores, sino de los paisajes ecológicos,  inició con la siembra de “unas maticas”, nos cuenta Carlos López

!Aquí, en un pequeño campito dentro de la ciudad capital, en el que una vez dentro queda atrás todo el bullicio vehicular y contaminación ambiental de la ciudad para dar paso a los sonidos de la naturaleza, aire puro y relajación espiritual.

Esta jardinería tiene aproximadamente 35 años en el mismo lugar- kilómetro 16-  de la mano de Carlos López, quien antes de dedicarse a este negocio, que para él es parte de su vida, trabajó durante  30 años en la Secretaría de Agricultura en el Gobierno de Trujillo, primero como chofer y luego como agrónomo, profesión de la que se hizo empíricamente.

Al entrar a la Jardinería López, lo primero que avistamos es el colorido de las orquídeas en su diversidad de colores y variedad de especies, que van desde falenosi, catleya, dendrovium y vandas de sol y semi sol, también las trinitarias, el acentuado verdor de los helechos, las bromelias, el rojo intenso de la flor del desierto, cuyo nombre científico es Adenium, el coqueto y multiuso bambú amarillo al lado del verde, el tu y yo, planta originaria de México, cuya variedad de especies sobrepasa las 3,000, el helecho macho o cythea cooperi, los cuales después de seco sirven de base a las hermosas orquídeas, y otras plantas.

Al conversar con don Carlos López, sobre su incursión en el mundo de las plantas, nos cuenta, “después de trabajar por espacio de 30 años en el Gobierno de Trujillo, hace aproximadamente 35 que me dediqué junto a mi esposa, dona Tatita a sembrar maticas en este mismo lugar, donde resido hace alrededor de 50 años”.

 “En este lugar crié a mi siete hijos, los que al igual que mi esposa y yo nos hemos dedicado de lleno a la jardinería, todos nos hemos involucrado, porque este es un negocio familiar, además de que mi casa ha estado todo el tiempo dentro del jardín”.

 Sus inicios

La gran jardinería que se aprecia hoy, y la que se conoce en todo el país, por los servicios que brinda, no sólo de plantas y flores, sino de los paisajes ecológicos que ofrece Alex López de la Rosa, inició con la siembra de “unas maticas”, nos cuenta Carlos López.

“Hace unos 35 años mi esposa me dijo, vamos a prender maticas en el terreno, y yo la complací; entonces, en una ocasión pasó por aquí una embajadora, que no recuerdo de qué país era, y nos pidió un vaso de agua, y después nos preguntó si le podíamos vender algunas matas. Mi esposa le contestó que no eran para la venta, pero ella insistió”.

“Recuerdo que la embajadora le dio 17 pesos a mi mujer por las matitas, los que en ese momento ella se encontró que era un dineral. Posteriormente la embajadora nos dio la dirección de su casa en Arroyo Hondo, fuimos hasta allá, y nos llevamos la sorpresa de que tenía un amplio campo de plantas, entonces ella nos regaló algunas matitas a nosotros. Fue así que decidimos continuar cultivando plantas ornamentales y también frutales”.

Hoy día Carlos López tiene 74 años de edad, y, aunque está siempre allí,  son sus hijos, específicamente Alex, el que están a cargo del negocio.

 “Ahora me dedico más a una pequeña finquita que tengo en Villa Altagracia, donde frecuentemente voy a recrearme un poco, allá tengo árboles frutales y comestibles de los que traigo para la casa; estoy aquí también pero ya he delegado en mis hijos, especialmente Alex, que es quien administra y da la cara en la jardinería”.

La tranquilidad y felicidad de Carlos en esta etapa de su vida aflora en cada palabra que pronuncia, en algunas ocasiones mientras observa el colorido de una de orquídea u otras especies de flores, o en el momento que ve una diminuta raíz caer de un árbol y dice: “Qué ves usted ahí”, aparentemente nada, pero sí, luego nos damos cuenta que tiene en sus manos algo casi inapreciable de la naturaleza, es un hijito en una rama seca, el que afirma “esto significa que quiere vivir”, y de inmediato la siembra en el terreno.

De sus siete hijos se siente satisfecho, y afirma les ha dado el ejemplo de las buenas costumbres, trabajo, respeto a los demás y respeto a ellos mismos.

El éxito de la jardinería

En cuanto al éxito obtenido en la jardinería por más de tres décadas, dice que todo se basa en el amor y dedicación. “A las plantas hay que dedicarle mucho tiempo y darle cariño, si no hay cariño no hay mata; nosotros todos hablamos con nuestras plantas todas las mañanas, las observamos, le quitamos las hojitas maduras, si tienen parásitos le aplicamos insecticida, y así transcurre cada día el cuidado”

Considera fundamental para una jardinería el cuidado y abono de la tierra.  Dice, igualmente, que las plantas ornamentales requieren mucho más atención y dedicación que otras especies de la flora, pero que las orquídeas son las que más  tiempo demandan.

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