Todo apuntaba a que la empresa Wirecard iba a ser la próxima Paypal o al menos la versión alemana de la multinacional estadounidense famosa por procesar pagos. Cotizaba en el DAX, el principal índice de referencia de acciones de Alemania, estaba valorada en casi US$26.000 millones y parecía tener por delante un futuro prometedor.
Sin embargo, todo explotó en 2020 después de que un trabajador revelara las trampas contables que la empresa usó para inflar sus beneficios. Wirecard se convirtió de la noche a la mañana en uno de los escándalos financieros más abultados de la historia de la República Federal de Alemania.
El precio de las acciones se desplomó un 99% y se convirtió en la primera compañía del DAX en declararse insolvente. La que había empezado como una plataforma de procesamiento de pagos para sitios de pornografía y webs de apuestas quebró debiendo a sus acreedores más de US$4.000 millones.
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El director ejecutivo, Markus Braun, fue arrestado y su CEO, el austriaco Jan Marsalek, desapareció. La Interpol todavía lo está buscando.
Lo que Pav Gill y su madre Sokhbir pusieron sobre la mesa fueron las pruebas de que unos US$2.000 millones que la empresa afirmaba tener en dos cuentas de Filipinas no existían.
La ingeniería financiera llevada a cabo por sus directivos les había permitido aumentar falsamente sus cifras de ventas para que pareciera más rentable de lo que era en realidad.
Tras años trabajando para los mejores despachos de abogados del mundo, en 2018, Pav fue contactado para una entrevista. Ahí es donde comenzaremos esta historia.
“Surgió la oportunidad de trabajar como jefe del departamento legal para la región de Asia Pacífico en Wirecard, una empresa tecnológica que estaba creciendo muy rápido. Aunque trabajaría en la oficina de Singapur, iba a tener una autonomía enorme, reportando directamente al equipo legal de Munich”, le cuenta al programa Outlook de la BBC.
Empresa internacional
Tenían oficinas en América del Sur, América del Norte, toda la Unión Europea, Asia, así como Australia y Nueva Zelanda.
“Mi madre es madre soltera, así que soy el único hijo que tuvo cuando tenía 21 ó 22 años. En ese momento, era bastante difícil. Y yo solía sentarme con ella cuando acudía a sus clases de derecho. Así que creo que eso plantó una semilla en mi cabeza desde una edad temprana, sobre todo este asunto del derecho”, cuenta.
“Es muy fuerte, muy independiente, muy firme, además de sensata”.
Para ella, ser madre soltera “fue muy duro porque hay que lidiar con el estigma, además hay que trabajar y criar a un hijo. También hacía otros trabajos a tiempo parcial, como enseñar, sólo para obtener ingresos adicionales. Pero Pav era un buen chico. Realmente no me dio muchos problemas”.
Ya asentado en Singapur no pasó mucho tiempo antes de que una empleada más joven de Wirecard se acercara a él con acusaciones bastante graves.
Le habló de que había asistido a una presentación impartida por Edo Kurniawan, la tercera persona más poderosa en el Departamento de Finanzas de las operaciones globales de Wirecard, en la que explicó sobre cómo cometer un fraude financiero grave.
Falsificar números
“Edo tenía la costumbre de contratar personal inexperto de los países vecinos y traerlos a Singapur. Justo después de unirse a la compañía, rápidamente los ascendía y les asignaba salarios más altos”, dice Pav.
“Era un patrón y se usaba para abusar de gran parte de este personal, pidiéndoles que realizaran transacciones o trabajos que definitivamente no eran totalmente legales, al menos, no éticos. Una de estas empleadas acudió a mí porque temía por su vida y sabía que lo le estaban pidiendo era claramente ilegal”.
Esto suena extremo, pero Pav dice que Edo pasaba mucho tiempo alardeando de sus conexiones con traficantes de drogas y miembros de la mafia.
A esta trabajadora le estaban pidiendo que falsificaran números y transfirieran dinero a terceros desconocidos que definitivamente no deberían tener ese tipo de relaciones comerciales con Wirecard.
Y esto se estaban realizando para inflar las cuentas y presentar a estas empresas de terceros como clientes legítimos del negocio.