El pasado 5 de julio se celebró en el Auditorio Amancio Escapa de la Casa San Pablo sede del Movimiento de Cursillos de Cristiandad la Ultreya del mes de julio.
Inició como de costumbre con la Santa Eucaristía, y tuvo como parroquia madrina a la Parroquia Santa Mónica.
Luego del receso, María Isabel Lebrón vocal de Ultreya dirigió las palabras de acogida a los nuevos cursillistas, y seguido de ésto recordó a los presentes que el Movimiento entraba en receso por vacaciones pero que el cristiano nunca lo está. Asimismo seguirán activas aún en vacaciones algunas actividades propias del MCC. Estas son:
– El Programa radial: De Colores:
Viernes de 7:00 pm a 8:00 pm en Vida FM en la 105.3.
-La Librería De Colores
-Club de lectura
-Invitación a seguir al MCC en las redes.
(Instagram, Facebook)
Llegó el momento en que Maria Isabel invitara al micrófono al tan querido Ángel Gomera, quien trataría el tema de la honestidad. Compartimos un breve resumen de sus palabras.
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Hoy en nuestra sociedad está permeada de vivir en un mundo de apariencias, en donde la prisa nos convierte en seres indiferentes y donde impera la cultura de la inmediatez, del aquí y del ahora, de buscar atajos para llegar a un fin no importando qué, de vivir en un mundo de pantallas, de fake news, una sociedad caracterizada por el debilitamiento de las costumbres, del consumismo, el hiperindividualismo.
Es más que oportuno, si no necesario e imperante que los cristianos brillemos por nuestra honestidad.
Nuestros obispos nos han orientado para este propósito resaltando como lema y misión en este año durante el plan nacional de pastoral a la honestidad: «con Jesucristo en comunidad practiquemos la honestidad».
El orador invitado se refirió a Albert Einstein quien dijo que la vida es muy peligrosa no por las personas que hacen mal sino por las que se sientan a ver lo que pasa.
Monseñor Óscar Romero dijo «podrán matar al profeta pero no la voz de la justicia».
El Papa Pío XI dijo que el problema mayor de nuestro tiempo no son las fuerzas negativas sino la somnolencia de los buenos.
En conclusión, el Señor nos hace un llamado a despertar la honestidad para transformar la sociedad. El orador insistió en lenguaje cursillista: «debemos fermentar nuestros ambientes con nuestro testimonio de vida e impulsar la honestidad como modo de nuestro proceder para construir la sana convivencia humana y arrastrar con nuestro ejemplo a nuestros hermanos a los pies de Cristo.
Amplió su argumento diciendo que para ser honestos debemos ser congruentes entre lo que pensamos y la conducta que observamos hacia el prójimo.
También mencionó a otras personalidades de la historia entre los que destacamos a Marco Tulio Cicerón quien decía que la honradez se manifiesta con el cumplimiento de las obligaciones que se encuentran presentes en todas las actividades de la vida humana y representa el fin mismo al que debe aspirar el ser humano para ser recto.
Ángel Gomera completo dicha frase recordando al auditorio cursillista nuestra guía del peregrino en que basamos nuestra vida en el trípode {piedad, estudio y acción}, nuestro ofrecimiento de obras y el que busquemos procurar el discernimiento en cada paso que demos dejándonos iluminar con la honestidad aunque nos llamen tontos. Muy por el contrario es ser sabios e inteligentes hacer el bien.
La Palabra de Dios nos dice: «por sus frutos los conocerán».
Ángel Gomera continuo reflexionando sobre la honestidad y para esclarecer aun más el tema menciono algunas actitudes que pueden ser deshonestas. Entre estas, la hipocresía de aparentar una personalidad que no se tiene para ganar la estimación de los demás, el mentir continuamente, el simular trabajar o estudiar para no recibir una llamada de atención, el no guardar en confidencia algún asunto que hemos hecho la promesa de no revelar, no cumplir con la palabra dada, las difamaciones entre otras.
Invitó a proclamar y ser verdad en nuestras convicciones de la fe como monseñor Óscar Romero quien dijo una vez, «podrán matar al profeta pero no la voz de la justicia».
El charlista nos animó a buscar no dormir en este tiempo, sino que estemos de verdad listos para hacer la voluntad de Dios.
Es Dios mismo que nos invita a practicar la honestidad para transformar la sociedad o sea los ambientes con nuestro testimonio de vida.
Impulsemos la honestidad como modo de proceder de todos para que todos podamos exclamar al unísono, «Cristo y yo, mayoría aplastante».