La huelga olvidada de Guantánamo

La huelga olvidada de Guantánamo

«Solo queremos que nos dejen en paz hasta que consigamos salir de este agujero negro», explica uno de los prisioneros de Guantánamo, Fahd Ghazy, a su abogado, Omar Farah.

El reo yemení le escribió una carta a su abogado el pasado 14 de marzo para proporcionarle detalles sobre la huelga de hambre masiva en la cárcel, motivada, según él, por el registro sistemático de los coranes de los prisioneros. Los reclusos consideran que ese registro es una profanación del libro sagrado.

Ghazy ha pasado los últimos once años de su vida en el centro penitenciario estadounidense situado en la Bahía de Guantánamo, Cuba. Cuando llegó a la base tenía 17 años y una hija de ocho semanas. En la actualidad su hija tiene doce años.

Ahora participa en una huelga de hambre que busca llamar la atención sobre la situación de los 166 prisioneros de Guantánamo y sobre la promesa incumplida del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de cerrar la cárcel.

Desde que Ghazy mandó su carta, la cifra de presos que se niegan a comer no ha hecho más que crecer, como también ha crecido la discordancia entre la cifra de reos en huelga proporcionada por los responsables de la cárcel y la facilitada por los abogados de los reclusos.

Los prisioneros en huelga. El portavoz de la Base de Guantánamo, el capitán de la Marina Robert Durand, explicó que 41 prisioneros participan en la huelga de hambre y que 11 están siendo alimentados por sonda nasogástrica. Se considera huelga de hambre el ayuno durante nueve días consecutivos.

Según Durand, la participación ha aumentado ligeramente en la última semana, y de la cifra de 37 reos en huelga de hambre del 29 de marzo se ha pasado a la cifra de 41 reos del pasado fin de semana.

«El registro de los libros sagrados es una provocación religiosa, bastante imprudente si tenemos en cuenta experiencias pasadas»

Omar Farah, abogado defensor del prisionero Fahd Ghazy

«Ninguno de estos prisioneros se encuentra ingresado en el hospital», explicó el portavoz a BBC Mundo.

En cambio, Omar Farah asegura que sus clientes le han contado que más de 130 presos se niegan a comer.

Farah es uno de los abogados del Centro para los Derechos Constitucionales CCR, la organización que ha liderado la defensa de los presos desde la apertura de la cárcel en 2002. El representa a seis prisioneros de Guantánamo y de estos, cuatro – Mohammed al-Hamiri, Fahd Ghazy, Tariq Ba Odah, and Djamel Ameziane- rechazan cualquier alimento.

El abogado del CCR indicó a BBC Mundo que los reos están protestando contra los registros de las celdas, y muy especialmente los registros de los coranes.

Autorización. La huelga también tiene el objetivo de recordar que la mitad de los reos de Guantánamo recibieron hace meses la autorización para ser trasladados a sus países de origen o reubicados en terceros países.

Fahd Ghazy recibió esta autorización por parte de la administración Bush en 2007. Mohammed al-Hamiri y Djamel Ameziane obtuvieron ese visto bueno por parte de la administración Obama. Los tres clientes del CCR ven cómo pasan los días y este traslado no llega. Hace un mes recibieron la noticia de que la oficina encargada del traslado de prisioneros ha sido desmantelada.

El CCR recibió una carta de Ameziane el sábado pasado. En ella explicaba que su peso ha caído en picado desde que empezó la huelga de hambre hace unas semanas.

Un grupo de mujeres con fotografías de sus familiares presos en Guantánamo protestan frente a la embajada de EE.UU. en Sanaa, Yemen.

Según Ameziane, los prisioneros propusieron entregar sus coranes a los guardianes para evitar que los libros sean hojeados y registrados exhaustivamente. Estarían dispuestos a no tener contacto con sus libros sagrados si esto evita la inspección.

Ameziane lamenta en su escrito que los responsables de la cárcel no hayan aceptado la propuesta de los reclusos.

«Creen que si permiten que los prisioneros les entreguen sus coranes serán acusados de haber privado a los reos de su libertad de practicar su religión», indica Farah.

El abogado recuerda que no todos los prisioneros empezaron la huelga de hambre ahora. Tariq Ba Odah no ha comido desde febrero de 2007 y es alimentado por sonda por los médicos de la cárcel.

El CCR subraya que recurrir a la alimentación forzosa cuando los prisioneros en huelga de hambre se debiliten no pondrá fin a la tensión actual.

La organización considera que es clave que los responsables de la cárcel terminen con los registros de los coranes o permitan que los presos se desprendan de ellos voluntariamente.

Por su parte, Omar Farah considera que el presidente Obama debe volver a su promesa de cerrar Guantánamo e impulsar acciones concretas.

«Su pasividad solo tendría un final: el envejecimiento y muerte de un grupo de prisioneros musulmanes en una cárcel situada en el extranjero, sin que se hayan presentado cargos en su contra y sin que se haya celebrado un juicio» concluye el abogado.

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