Un viaje a la historia: ¿Cómo fue la era de Francia en Santo Domingo?

Un viaje a la historia: ¿Cómo fue la era de Francia en Santo Domingo?

Por Ámbar Frías

En la plaza pública de la ciudad de Santo Domingo un murmullo creciente llenaba la atmósfera mientras un grupo de dominicanos españoles comentaban sobre las últimas noticias. Se trataba de un cartel recién colocado, marcado con el sello oficial del gobierno de Francia. En los rostros de los presentes se apreciaba  el asombro y un atisbo esperanza acerca de promesas de prosperidad y protección que hacían las nuevas autoridades: agricultura floreciente, comercio revitalizado y un respeto renovado por las costumbres y religión de la comunidad.

Sin embargo, la atmósfera se tornó tensa cuando el grupo convocado leyó la parte del anuncio que hablaba de restablecer la esclavitud no solo en territorio dominicano, sino en la isla entera. Lo cual abrió paso a la angustia entre los espectadores, pues la idea de revivir una práctica tan denigrante como la esclavitud planteó el cuestionamiento en torno a si realmente estaban en el camino correcto.

El Tratado de Basilea

De acuerdo con el Tratado de Basilea, de julio 22 de 1795, la parte española de la isla de Santo Domingo pasaba a pertenecer a Francia, a cambio de que esta, a su vez, devolviera a España varios territorios que había ocupado en la península durante la llamada guerra del Rosellón o de la Convención, que duró dos años. Desde hacía una década España tenía interés en negociar el control del Santo Domingo español.

El Tratado de Basilea y la cesión de Santo Domingo a Francia
El Tratado de Basilea y la cesión de Santo Domingo a Francia

Oficialmente, el dominio francés sobre el Santo Domingo español debía iniciarse un mes después de la ratificación del crucial acuerdo diplomático. Sin embargo, diversos factores impidieron que esto sucediera. En primer lugar, Saint Domingue, o Santo Domingo francés, hasta entonces la más próspera colonia francesa en las Antillas, desde 1791 era estremecida por una guerra anticolonialista protagonizada por los esclavos africanos, quienes luchaban contra los amos blancos exigiendo la abolición del sistema esclavista.

En segundo lugar, tanto el ejército francés como las autoridades coloniales se vieron obligados a destinar una significativa cantidad de recursos, incluyendo personal y financiamiento, en un intento infructuoso por aplastar la sublevación antiesclavista. Este conflicto, que se extendió por 13 años, culminó con la derrota de los franceses  y el establecimiento de la primera nación negra libre del mundo.

Y, tercero, que Francia, entonces gobernada por el Directorio, tras haber superado el traumático período del Terror, se hallaba enfrascada en una serie de conflictos bélicos con el fin de conquistar nuevos territorios para ampliar su imperio, motivo por el cual carecía del tiempo y recursos necesarios para ocuparse de su otrora rica colonia en las Antillas.

Así las cosas, en marzo de 1802, cuando se firmó la paz de Amiens y terminó la guerra entre Inglaterra y Francia, el Primer Cónsul centró su atención sobre Saint Domingue, la antigua posesión en el Caribe que tanta riqueza le había proporcionado a la burguesía francesa. Dispuso que una poderosa flota naval surcara el Atlántico para poner las cosas en orden en Saint Domingue. Determinó, asimismo, que los franceses procedieran manu militari a tomar posesión de la parte española de la isla. Materializado esto último, en 1803, donde comenzó el período que en la historia dominicana se conoce como La Era de Francia en Santo Domingo. 

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Cesión de Santo Domingo a Francia. (Fuente externa)

La impresionante flota naval que Napoleón envió a Santo Domingo estuvo al mando de su cuñado el general Víctor Emmanuel Leclerc, uno de los militares de mayor prestigio en las guerras europeas, casado con su hermana Paulina Bonaparte

Esa invasión militar, compuesta por unos 22,000 soldados, distribuidos en 55 barcos, arribó a Samaná en febrero de 1802. En poco tiempo, la cifra del ejército francés, combinado con las fuerzas de tierra, aumentó a casi 60,000 soldados que fueron distribuidos estratégicamente en diversas zonas:  un contingente dirigido por el general Boudet se trasladó a Puerto Príncipe, en el sur; el general Leclerc se estableció en el Cabo Francés, en el norte; mientras que los generales Kerversau y Louis Ferrand se dirigieron hacia Santo Domingo y Monte Cristi, respectivamente. 

La principal tarea de esta abrumadora fuerza militar era recuperar el control de Saint Domingue, someter a Toussaint Louverture a la obediencia y, en última instancia, restablecer el régimen esclavista. Este propósito provocó la indignación de los revolucionarios, quienes, bajo el lema “Libertad o Muerte”, lucharon con impresionante valentía contra el invasor hasta logrando finalmente vencer al ejército francés, que había conquistado tantos lauros militares en Europa. 

En el curso de esa fase de la insurrección antiesclavista de Saint Domingue, Toussaint fue hecho prisionero y enviado a Francia; pero el vacío que dejó en el escenario revolucionario pronto fue llenado por otros actores como Dessalines, Cristóbal, Petion y Boyer. La guerra entre los antiguos esclavos de Saint Domingue y los franceses duró dos años.

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Invasión militar. (Fuente externa)

Aunque las fuerzas de Leclerc se mostraron incapaces de sofocar y controlar el movimiento antiesclavista en Saint Domingue, la situación fue diferente en la parte española de la isla. Antes de la derrota de la expedición de Leclerc, quien incluso falleció a causa de la fiebre amarilla, enfermedad que mermó significativamente las filas del ejército napoleónico (se estima que más de 25,000 soldados perecieron debido a este virus), un contingente militar logró conquistar la ciudad de Santo Domingo en 1803, estableciendo allí un gobierno colonial. El primer gobernador designado fue el general Kerversau.

Durante poco menos de un año, Kerversau se mantuvo al frente del gobierno en Santo Domingo, pero no gozó de mucha simpatía por parte de los criollos dominicanos. Cuando los franceses se rindieron ante el avasallante ejército de los antiguos esclavos y poco después abandonaron Saint Domingue, Kerversau también decidió renunciar y retirarse, decisión con la que no estuvo de acuerdo Louis Ferrand, quien entonces resolvió trasladarse desde Monte Cristi a Santo Domingo para tomar control del gobierno.

El primero de enero de 1804, el mismo día en que Dessalines proclamó la independencia de Haití, el general Louis Ferrand tomó posesión de la gobernación del Santo Domingo español, convirtiéndose en el último reducto militar francés en la parte oriental de la isla. 

Dessalines proclama independencia Haitiana.
Jean-Jacques Dessalines

Sin embargo, el general Louis Ferrand había concebido un programa de gobierno muy beneficioso para los criollos dominicanos; y consciente del estancamiento económico de la colonia, y del hecho de que sus habitantes vivían en un estado de ruina casi total en medio de una atrasada agricultura de subsistencia, se propuso fomentar el desarrollo de la agricultura y de las pequeñas plantaciones para reactivar el comercio.

Inspirado sin duda en una proclama del general Leclerc, dirigida a los dominicanos españoles, hizo de público conocimiento que la voluntad suprema del gobierno francés, al asumir la dirección de la colonia, era protegerlos y contribuir a su prosperidad, al tiempo que les aseguró respetar la religión, los usos, las costumbres y la lengua del pueblo dominicano. 

En sintonía con esas promesas, Louis Ferrand inició su gestión gubernativa al frente de la colonia de Santo Domingo. Entre sus diversos proyectos figuraba la fundación de una nueva ciudad, en Samaná, que llamaría Puerto Napoleón. Se propuso promover el desarrollo de nuevas plantaciones de café, cacao, tabaco y azúcar con fines de exportación. De igual manera, incentivó, en el sur, el comercio del corte de maderas preciosas, como la caoba, campeche y guayacán, que eran altamente cotizadas en Europa y Estados Unidos.

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Fomentación del desarrollo de la agricultura. (Fuente externa)

Ferrand, por su parte, se empeñó en asegurar el dominio total sobre los diversos pueblos de la parte española de la isla, debido a que algunas localidades, como Santiago y otras comunidades cercanas, recientemente habían estado en poder de agentes criollos que trabajaban a favor de la causa haitiana.

En síntesis, la gestión administrativa de Ferrand resultó positiva para el colectivo criollo, que desde el inicio de la revolución de los antiguos esclavos y de la cesión de Santo Domingo a Francia, no había podido disfrutar de sosiego. Napoleón, incluso, gestionó un crédito en EE.UU a favor de la colonia y, gracias a este respaldo, así como a otras importantes iniciativas, pudo Ferrand lograr que se reanimara la economía en tan breve tiempo. 

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Aprovechó e hizo un llamado tanto a ciudadanos franceses como dominicanos, que habían emigrado de la isla, para que se reintegraran al país. El comercio interno se dinamizó como nunca antes y, en términos administrativos, designó nuevos funcionarios para que asumieran responsabilidades al frente de diferentes pueblos en el interior de la colonia. De igual manera, se ocupó de reorganizar las milicias y, cumpliendo con parte de las promesas de Leclerc, ordenó respetar las costumbres religiosas, culturales y lingüística de los dominicanos.

Algunos historiadores señalan que el gran error de Ferrand fue anunciar el restablecimiento de la esclavitud en toda la isla, odiosa medida que provocó la indignación de Dessalines y de sus correligionarios, quienes, temerosos de que Francia pudiese reorganizar sus fuerzas y atacar a Haití, organizaron una invasión militar para ocupar Santo Domingo español, expulsar a los franceses y convertir en realidad el proyecto louverturiano de “la isla una e indivisible”.

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