La Huella Sonora de las Hermanas Ginés

La Huella Sonora de las Hermanas Ginés

POR FERNANDO CASADO
La  tradición dominicana confirma la referencia de las remotas hermanas Teodora y Micaela Ginés. Sus huellas lejanas están presentes  en la memoria polvorienta de nuestras más caras vivencias de pueblo niño.

Aunque difiere de la versión cubana, el rasgo de diferenciación, da aún más  validez histórica al evento de su presencia, aportando datos novedosos, diferentes a lo que hasta ahora habíamos recibido de la información cubana.

El documento histórico, durmió inconocido por más de medio siglo entre los tesoros del Archivo Musical de Bellas Artes.

Este hallazgo invaluable, que confirma la huella histórica de las Ginés en La Española, además de Cuba, da una versión completamente diferente a la referencia cubana, lo que hace mucho más valioso e interesante este evento.

Muestra elementos novedosos que, junto a las informaciones cubanas, perfilan y acentúan un poco más el color de sus rostros históricos, en el génesis del primer pentagrama de la música en el Nuevo Mundo.

«El Son de la Má Teodora» es la expresión más antigua de lo que se ha llamado «música popular».

Su importancia histórica es válida, tanto para los cubanos, como para los dominicanos. No titubeamos en reconocer que Cuba ha hecho del son su música, pero es suceso histórico ineludible, haber sido Santo Domingo el lugar de origen del Son, además de otras particularidades culturales iniciales, musicales  e instrumentales, que se diseminaron luego en otros lugares del Nuevo Mundo.

«Má, Teodora» según el documento dominicano, es clasificado dentro de un género denominado: «jaleo»: Don Augusto Vega, quien rescata para la historia el evento, da una idea de este género arqueológico, sin conexión aparente con el «Jaleo» que adorna el merengue de hoy, afirma»… el jaleo y la danza, son poemas musicales de inspiración sugestiva»:

La medida del tiempo, es también diferente. La «Má Teodora» cubana  esta escrita en tiempo de 6×8, la Má Teodora dominicana aparece escrita en tiempo de 2×4.  Sin embargo lucen haber sido ritmos dúctiles muy cercanos, según la apreciación de notable músico que era Vega, validando la objetividad  de sus criterios en  el hecho elocuente de haber sido profesor de música en la propia Cuba y mas tarde en México, quien despeja cualquier interrogante al afirmar enfáticamente: «Cuba hizo… de nuestro jaleo, el son».

La notación musical, el desplazamiento de la melodía: su música, difiere por igual de la versión cubana. Son cantares distintos, con dos melodías: diferentes.

La versificación, aunque no es coincidente en todas sus frases, luce tener una coherencia cercana en fondo y forma. Es dialécticamente inevitable la vulnerabilidad de transformación en el manoseo del tiempo en los estratos bohemios del puro pueblo, que generalmente afecta las manifestaciones de toda expresión cultural en toda sociedad.

La influencias, el origen y las variantes, determinadas, ya sea por accidentes en la  dinámica social o por coyunturas históricas, van afectando imperceptiblemente la sustancia  cultural de cada pueblo, marcando los contrastes particulares que distinguen y diferencian un determinado núcleo socio-cultural de los demás.

Originalmente enviado para participar en un interesante concurso sobre rescate y preservación  de tradiciones dominicanas, a raíz de la conmemoración  del Centenario de la Independencia de la República, en el 1944, incluye 30  partituras de tradiciones musicales antiguas.

Fueron inscritas bajo el lema: «Sublime Tradición» y el seudónimo «Tamayo», por notable músico puertoplateño  Augusto Vega, quien aparece discretamente como «recolector  describiendo con encuesta s glosas en cada grafía musical, los fundamentos guardados por la tradición. Figuran entre otras, Puerto Plata».

Guaracha. Es fechada en el 1895, según el documento de Vega. Sin embargo Sindo  Garay afirma en su libro haber estado en Puerto Plata solo en 1899, por un corto lapso de meses antes de regresar a Cuba.

En el libro que Garay dictara sobre su vida, da esta composición la denominación de «bolero». Confiesa haber olvidado su música, porque jamás quiso volver a cantarla. Protesta muda por el fusilamiento de dos compatriotas cubanos en Puerto Plata, ordenado por el presidente, General Ulises Heureaux. Su música es salvada en este documento por Augusto Vega.

Don Augusto Vega, quien es dimensionado en justicia por Coopersmith con un respetuoso prontuario, es acreedor por derecho propio a un bien ganado pedestal entre nuestras más importantes figuras históricas de la composición.

Vega es considerado por este autor, junto a José de Jesús Ravelo, Manuel de Jesús Lovelance y Gabriel del Orbe como lo que:  «…Representa el eslabón entre el romanticismo del siglo diecinueve y el principio de verdadera escuela nacional que en la actualidad usa la música folklórica de la Republica cono base de mayores formas musicales.

Por sus vivencias en Cuba e innegable profundidad profesional, Vega es un conocedor calificado para deshilvanar el tema de Teodora y Micaela Gines y el «Son de la Má Teodora».

“Ma “Teodoro” (jaleo)

Son “La Ma Teodora” 

VERSION CUBANA (Elena Pérez S.)           VERSION DOMINICANA (A Vega)

– ¿Dónde está la Ma Teodora?            ¿Dónde está la Ma Teodora?

– ¿Con su palo y su bandola?   Que la vengo a visitar,

– Rajando la leña está.  con mi Cuatro y mi mandola

– ¿Dónde está que no la veo?   Vengo ya para ensayar. (repite)

Rajando la leña está. 

Jaleo: La Ma Teodoro rajando la leña está en la cocina pronto cantar. (repite)

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