Hoy 
POR Leonor Maria Asilis E.
La humanidad ha sido bendecida por medio de María. Gracias a Ella, por ser la escogida del Padre, permitió que el Salvador, su hijo Jesús llegara a nosotros en su humanidad para que luego nosotros compartiésemos su divinidad.
Ella, la más cercana a Jesús, nos lo acerca siempre.
Es la medianera de gracias. Nuestra abogada. Nuestra Madre.
Así lo dispuso Jesús en la hora cumbre de su crucifixión cuando le dijo a Juan (y en este discípulo, nos llamaba a todos y cada uno). He ahí a tu madre. Y a la madre: He ahí a tu hijo.
El punto clave está en nosotros reconocerlo. En aceptar tal privilegio, la mejor aliada en este combate espiritual.
María, es modelo de virtudes. Cuan grande fue su fe, su fidelidad, su amor, su entrega.
Entrega que no termina, pues continuamente intercede por nosotros. Si por una mujer entró el pecado al mundo, por esta mujer entró la salvación eterna.
Lamentablemente, hay quienes piensan que por honrar a María, se ofende a Jesús. Al contrario, si nosotros, humanos imperfectos, nos sentimos felices cuando honran a nuestras madres naturales, como se sentirá Jesús si somos consecuentes con María. Estamos en el mes de mayo, tiempo especial que la distinguimos y recordamos.
La mejor forma de hacerlo es contar con Ella, acudir a Ella en la oración predilecta del Rosario, (oración cristocéntrica en que se meditan los misterios principales de la vida de Jesús entre padre nuestro y ave Marías) e imitar sus virtudes.
Un gran devoto mariano fue el Santo Padre Juan Pablo II quien se entregó a la Virgen María con el lema papal Totus Tous.» Traducción: «Todo tuyo.» A Ella atribuyó el milagro que lo salvó del atentado contra su vida, un 13 de mayo frente a la Virgen de Fátima.
Un detalle interesante para los que admiraron a este hombre de Dios y de la Virgen es que según revelaron obispos polacos muy cercanos a el, su libro predilecto fue El Tratado de la Verdadera Devoción de la Virgen María, de San Luis María Grignion de Monfort quien afirma que María es el medio más seguro, el más fácil, el más corto y el más santo para llegar a Jesucristo.
» Pocas palabras de María nos ha dejado el Evangelio, sin embargo, las suficientes para dejarnos entender su gran mensaje.
Las primeras, en la Anunciación cuando el Angel le plantea el plan de Dios en su vida para saber su respuesta.
Respuesta que da con gran firmeza esta jovencita de gran oración y unión con Dios: He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra.
Las otras palabras se encuentran en el hecho del primer milagro de Jesús, en las Bodas de Caná acontecido gracias a la intervención
del corazón bondadoso y detallista de María, cuando indicando a Jesús, les decía a los que servían el vino: Hagan lo que Él les diga.
