La ICCO en una peligrosa encrucijada

La ICCO en una peligrosa encrucijada

La Organización Internacional del Cacao (IICO), había firmado un acuerdo de sede con el Gobierno de Costa de Marfil el 22 de noviembre de 2002. Tras más de quince años de vicisitudes, se ejecutó el cambio de sede desde Londres, Reino Unido, hacia Abidjan, Costa de Marfil, el 26 de abril del año que discurre.

Todo traslado de por sí engendra múltiples inconvenientes que solo con el discurrir del tiempo se llegan a solucionar. El caso de la ICCO no es una excepción. Las dificultades se iniciaron cuando una buena parte del personal con base en Londres –el más capacitado y experimentado– rehusó trasladarse para Abidjan lo que motivó a la ICCO a contratar personal nuevo que a nuestro parecer no es idóneo, aunque reconozco que hay que darle el beneficio de la duda, hasta que el mismo se afiance en la nueva ubicación, lo cual por lo que pudimos apreciar, tomará más tiempo que lo habitual.

No obstante la inauguración oficial por el Vicepresidente de la República del edificio que alojará la ICCO, las reuniones se efectuaron en el anfiteatro del hotel Sofitel Ivoire del 24 al 28 de abril de 2017.

En los diferentes comités de base reunidos en la ocasión, el tema insoslayable era la caída de los precios internacionales del cacao, lo cual afecta directamente al PIB de los Estados productores por la merma de los ingresos por exportación, al igual que a los cosechadores de cacao de esos mismos países, especialmente los pequeños que no cuentan con otro medio de subsistencia.

Como consecuencia de la enorme sequía durante la campaña 2015/2016 por los efectos del Niño, los precios en el mercado internacional habían alcanzado alrededor de US$3,200 la tonelada, monto considerado excelente para los países exportadores (productores) y sus agricultores, pero las lluvias abundantes en la presente cosecha, han incrementando la producción en 15% (587,00 toneladas), lo que arroja una producción mundial de alrededor de 4,552 toneladas; y al crecer las moliendas en solo un 3% (121,000 toneladas), se estima que las existencias para el año cacaotero 2016/2017 se elevarían a 1,665 toneladas, cifra que equivale al 39,3% de las moliendas previstas para la presente campaña. Esto hará que los precios se mantengan alrededor de 1,850 la tonelada, al menos que suceda un evento de fuerza mayor, que disminuya ostensiblemente la producción.

Todos los países productores han aumentado considerablemente su producción. Una delegación propuso la restricción de siembra para aminorar las exportaciones, pero nosotros alegamos, que en nuestros países existe la libertad de comercio y por lo tanto no se le puede poner cortapisas a la siembra de parte de los productores.

El 24 de abril se congregaron ministros, embajadores y representantes de los países miembros exportadores para celebrar una reunión de urgencia de alto nivel (RUAN), para analizar el descenso de los precios del cacao, en la cual se pretendía tomar decisiones para evitar una caída mayor de dichos precios.

Con perdón de los asistentes, ya que el representante nuestro fue el Alterno, considero que la enumeración de las medidas a tomar constituyen una utopía, ya que al no tener medidas coercitivas el actual Convenio de 2010, cualquier acción a tomar sería voluntaria, lo cual no siempre se cumple. Debemos recordar que cuando el precio del azúcar cayó a muy por debajo del costo de producción, la medida que tomó la Organización Internacional del Azúcar fue que cada país almacenara su producción hasta que se efectuara la subida del dulce. En mi país, hasta los hangares en los aeropuertos estaban atiborrados de azúcar; asimismo, los almacenes de los centrales azucareros. ¿Qué ocurrió? Que los países pobres no pueden prescindir de los bienes que producen para obtener divisas; en consecuencia, Filipinas, que tenía una fuerte crisis económica y política, empezó a vender y se armó el desbarajuste con los precios más deprimidos que al inicio del almacenamiento.

Debido a lo limitado de espacio que disponemos, no entraremos en consideración de las propuestas hechas para la renegociación del Acuerdo Internacional del Cacao 2010, con la finalidad de remediar sus deficiencias. Sin embargo, la mayor no se consideró. Un convenio sin medidas restrictivas y sobre todo punitivas, no tendrá la eficacia deseada. Debemos recordar que en los años noventa para mantener los precios del cacao a nivel rentable se estableció el buffer stock, para regular tanto las exportaciones como las existencias, mediante cuotas establecidas a los países productores. Sin embargo, con el tiempo, este sistema se eliminó.

Creo que la solución a corto plazo es vender cacao de baja calidad a China, Pakistán, India, Corea y otros países de elevada población, para que el producto final se pueda vender a precio relativamente competitivo y los más pobres, cuyo poder adquisitivo es bajo, puedan disfrutar del Manjar de los Dioses.

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