Democratic nominee Hillary Clinton smiles during the final presidential debate at the Thomas & Mack Center on the campus of the University of Las Vegas in Las Vegas, Nevada on October 19, 2016. / AFP / Robyn Beck
HOUSTON. — No es una sorpresa que Hillary Clinton no haya apostado mucho por Texas, un estado donde no ha ganado un candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos en 40 años. Lo sorprendente es el susto que está dando a los republicanos de todos modos.
Los crecientes rumores sobre que Donald Trump pueda de verdad perder en Texas se han convertido en otra señal de alarma para la campaña del magnate, que ya lucha por conservar Utah y Arizona, otros dos estados seguros para los republicanos.
Clinton ha invertido millones de dólares en anuncios de televisión en Arizona; el compañero de fórmula de Trump, el gobernador de Indiana Mike Pence, hizo campaña esta semana en Salt Lake City.
Estos indicios de una carrera ajustada son más fáciles de distinguir en Texas, pero la ventaja republicana se ha ido estrechando en los sondeos, creando nerviosismo entre los republicanos mientras las cifras de voto anticipado alcanzan niveles récord.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, no tardó en señalar a lo evidente en un pequeño mitin en Houston hace unos días.
“Hillary Clinton está poniendo a prueba a Texas”, dijo Abbott, antes de pasar 10 minutos motivando a los votantes sin mencionar ni una sola vez el nombre de Trump.
Ningún demócrata ha ganado en Texas en unas elecciones presidenciales desde Jimmy Carter en 1976, y los candidatos demócratas perdieron por un margen de dos dígitos las últimas cuatro veces. Barack Obama perdió allí por 12 puntos porcentuales en 2008 y por 16 en 2012.