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Fue un viernes 11 de enero del 1957 (Día de Hostos) cuando la Comisión Hípica, la Asociación de Dueños de Caballos y la San Juan Racing Association, llegaron a un acuerdo final para hacer posible la apertura del nuevo hipódromo El Comandante, edificado en Carolina, el cual cumplía con los requisitos de una hípica moderna.
Aquí en la República Dominicana, en aquel entonces tampoco teníamos un cancha de carreras, con una pista de una milla, ya que el hipódromo “Perla Antillana”, al ser inaugurado en el año de 1944, su pista era de mil metros, posteriormente fue ampliada a 1.200 metros; por tal motivo nunca fuimos tomados en cuenta para la celebración de un clásico internacional.
Con la inauguración del hipódromo V Centenario, un 29 de abril del 1995, nuestra hípica se puso a la altura de todos los países en que se practica el juego deporte de las carreras de caballos, lo que nos permitió la celebración de la 28 versión del Derby del Caribe, el 9 de diciembre del mismo año de 1995 y que en la programación fue celebrado el Clásico de Confraternidad, que fue conquistado por nuestro representante, de nombre “E Incorruptible”, propiedad de Néstor Katsutaka Higo, que ese entonces era gerente general del hipódromo V Centenario.
La idea de efectuar una carrera clásica entre los mejores potros y potrancas de tres años de edad, exclusivamente entre los países del área del Caribe, fue lanzada por el ingeniero boricua don Ramón LLobét- Moncho- (fallecido). Don Moncho consideró que también Venezuela conjuntamente con Cuba, República Dominicana y Puerto Rico podrían celebrar un clásico internacional como una medida salvadora.