SANTIAGO. La Iglesia Católica declaró ayer que las autoridades no deben olvidarse este año del empobrecido sector El Guano, de este municipio, donde los principales servicios aún no llegan, a pesar de todo el clamor público de sus moradores.
El planteamiento está contenido en el editorial del semanario Camino, en el que señala que El Guano es una comunidad rural ubicada a ocho kilómetros de esta ciudad, con más de 100 años de fundada, cuyos habitantes se caracterizan por ser hombres y mujeres amantes del trabajo y el progreso.
Señala que es inconcebible que un campo que tiene un solo centro de atención primaria de Salud Pública, una capilla creada en los años 50, una escuela que tiene más de 80 años, un liceo secundario y una junta de vecinos, se encuentre en estas condiciones de abandono.
Ellos han reclamado de forma pacífica que atiendan su petición, que es un clamor colectivo, pero estas voces se pierden en el silencio y follaje de las montañas que circundan su territorio, expresa el editorial.
El eco justo de su demanda no ha llegado a las autoridades correspondientes o se han mostrado indiferentes frente al mismo, olvidando que estos ciudadanos son tan dominicanos como el que vive en los espacios más modernos de Santo Domingo, Santiago, La Romana o cualquier otro pueblo nuestro, añade.
Sostienen que ya es tiempo que El Guano tenga su carretera, ya que han esperado demasiado y no quieren más promesas.
Sugiere al Ministerio de Obras Públicas que incluya a esa comunidad en la lista de campos y barrios que serán asfaltados en estos primeros meses del año.
El órgano de difusión de la Iglesia, que saldrá a la luz este domingo, comenta en su editorial que de El Guano han salido decenas de profesionales que prestan servicios en diversas esferas de la vida nacional, y otros brillan en el exterior, especialmente en Estados Unidos, donde residen muchos de sus hijos.
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Su carretera
Camino señala que al pasar los años, los habitantes han visto deteriorarse en grado extremo la carretera que comunica a esa población con esta ciudad, la cual se ha convertido en un camino vecinal intransitable, situación que es una retranca para su desarrollo. Es una limitación para el normal desenvolvimiento de las actividades cotidianas, encareciendo el costo de la vida, porque los pasajes son más caros debido a las malas condiciones de la vía y al deterioro progresivo de los vehículos que todavía transitan por la misma, advierte la Iglesia.