La Iglesia trata la presencia haitiana

La Iglesia trata la presencia haitiana

POR ODALIS MEJIA
La Conferencia del Episcopado Dominicano pidió ayer que se aplique la ley con toda severidad a quienes introducen y contratan haitianos de manera ilegal en el país, al considerar como grave y creciente la inmigración haitiana, la cual el gobierno debe enfrentar sin demora y con seriedad.

Indica que la situación de los haitianos en el país demuestra la existencia de un desorden  al que urge ponerle remedio sin aplazamiento. «Y hay que comenzar con las complicidades aquí: consulares, aduaneras, migratorias, militares, policiales, políticas y empresariales, de empleadores de fuerza laboral haitiana barata sin contratos legales  y sin cumplimiento de cuanto dice el Código de Trabajo».

Considera urgente que la Suprema Corte de Justicia  resuelva el conflicto de entre  «jus solis» y «jus sanguinis», teniendo en cuenta todas las variantes posibles y que disipe las dudas que puedan existir.

También pidió al gobierno crear las instituciones y los instrumentos operativos  que requiere la nueva Ley de Migración, y sugiere que el reglamento que prevé esta legislación subsane los vacíos existentes y añada algunas especificaciones necesarias.

La Conferencia del Episcopado señala que la presencia desmesurada de haitianos está repercutiendo negativamente en la modernización y mecanización de la agricultura, en la seguridad social, en la política fiscal, en la explotación, el desplazamiento de puestos de trabajo de dominicanos desempleados, la convivencia pacífica y en dificultar el despegue del país hacia un progreso sostenido.

Los obispos en su «Mensaje ante la creciente inmigración haitiana» defienden el papel de la iglesia dominicana en su misión de atender con solicitud de madre a todos los haitianos presentes en el país, independientemente de su condición de regularidad o irregularidad.

Las reflexiones están registradas en documento entregado por el presidente y secretario de la Conferencia, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio y monseñor Benito Angeles.

Explica que la iglesia siempre defenderá la dignidad del ser humano, tras apuntar que seguirá atendiendo y ayudando a todos, en especial a los más pobres, por lo que instó a la Pastoral Haitiana a redoblar sus esfuerzos, su dinamismo y sus programas de atención espiritual y material de los haitianos.

Criticó el modo de hacer las contrataciones laborales y las repatriaciones, ya que la mayoría de ellas fueron hechas indiscriminadamente, de forma violenta, en transporte inadecuado y con modos inhumanos.

Señala que como Estado de derecho, la República Dominicana debe ordenar el fenómeno migratorio sin perjuicios, con visión positiva y serenidad y vigilar el cumplimiento de la ley, poniendo empeño en que ningún derecho humano sufra detrimento alguno.

También plantea que las naciones poderosas ayuden generosa y solidariamente a Haití a salir de la situación que se encuentra ese país, tras advertir que «no faltan personas y grupos que irresponsablemente proclaman que la República Dominicana debe asumir casi en solitario al sacar Haití de su situación».

El documento de la Conferencia del Episcopado consta de 18 páginas, fue presentado en la sede de la entidad y  está firmado por dos arzobispos, los nueve obispos titulares de diócesis, los tres auxiliares y los cinco eméritos.

La posición de la Iglesia con relación a la inmigración haitiana sale a relucir en momentos en que sacerdotes haitianos han sido acusados de declarar como dominicanos a niños haitianos, lo que llevó a que la  Junta Central Electoral anulara decenas de actas de nacimiento.

El presidente de la Conferencia, de la Rosa y Carpio rehusó a referirse a ese tema de manera específica al considerar que el documento recoge todas las realidades de la situación de la migración haitiana.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas