Desde el año 2013 a través de una serie de artículos y comentarios, vengo tratando y presagiando algunas situaciones a las cuales los dominicanos debemos prestarle mucha atención y cuidado con respecto a la hermana República de Haití.
Por tal razón, después de la sentencia TC/0168/13 evacuada por el Tribunal Constitucional manifesté que el problema entre Haití y República Dominicana no era jurídico. Y, que debíamos comenzar a analizar nuestra relación con ellos desde la perspectiva de la geopolítica y no desde la historia y la sociología.
El Oprobio Histórico.
Más allá de las dos décadas que pasamos baja la radiación haitiana previo a nuestra separación en 1844, parece ser que los funestos acontecimientos de 1929 y 1936 en los cuales Horacio Vásquez y Trujillo se encargaron de cederle a los haitianos aproximadamente un 11% de nuestro territorio; han contribuido a que ellos crean que somos su retrete.
En efecto, aun dentro de la complejidad y de la relación sensitiva que tenemos con ellos en la élite haitiana se han constituido en unos irrespetuosos permanentes. Con el agravante, de que han encontrado la inercia histórica, timidez y una diplomacia irracional y decimonónica por parte de nuestras autoridades.
Dentro de ese contexto, esa plutocracia cleptómana vive presentándonos como agresores y violadores de derechos humanos ante la comunidad internacional, irrespetan periódicamente y juegan con las inversiones de nuestros productores cada vez que les parece. Y, nos secuestran transportistas y otras personas a la luz del día.
De igual forma, en un hecho insólito se atrevieron a poner en peligro la vida de un expresidente nuestro, hacen sus necesidades fisiológicas todos los días en nuestra soberanía y también han mancillado nuestra bandera. Lo más grave es, que todo eso ha pasado sin que nuestras autoridades siquiera se inmuten.
La Violación en el Masacre.
Hace 4 años presagié que el próximo y más importante problema con nuestros vecinos sería por su falta de agua; toda vez que, la propia Organización de las Nacionales Unidas (ONU) el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la DINEPA haitiana han confirmado a través de diversos estudios que más del 45% de esa población no tiene agua.
Además, por la depredación de sus árboles originarios carecen de lluvias y millones de personas defecan al aire libre cada día contribuyendo a contaminar la poca agua que tienen. El mar ha estado salinizando los pozos y en Puerto Príncipe solo el 5% recibe agua en sus grifos.
Dentro de ese dantesco escenario, Haití ha decidido violar las normas construyendo un afrentoso canal para desviar el río Dajabón o Masacre en franca violación a las disposiciones internacionales Y, parece ser que nuestras autoridades le están dando larga al asunto creyendo que ese tema se diluirá en el tiempo.
En virtud de ello, solo queremos advertir que ya el pueblo construyó su propia conciencia y rechazo frente a esos vejámenes. Por eso, estoy convencido de que ese problema se les puede ir de las manos al gobierno central; si esa ignominia se permite con el Masacre mañana querrán lo mismo con el Artibonito y después con el Pedernales. ¡Eso es sencillamente inaceptable!