Job es uno de los personajes más interesantes que describe la Biblia. Su libro recoge unos 42 capítulos en la Biblia por su impactante historia.
Por su paciencia, su perseverancia, porque a pesar del sufrimiento y de sus pruebas, nunca dejó de tener fe en Dios.
Dios le dio permiso a Satanás para que atacara a su familia, a sus hijos, a sus bienes, a sus animales, a sus trabajadores.
Y también le dio permiso para atacar su salud. Le entró una terrible llaga que le quería desprender la piel, desde la cabeza hasta los pies.
Pero quizás lo que más le dolía a Job era que tanto sufrimiento, si era temeroso de Dios y siempre oraba hasta por sus hijos, ayudaba a los pobres y menesterosos. Andaba siempre con integridad. Cuando su esposa le insinuó que maldijera a Dios, se negó, y respondió: ¿aceptaremos las cosas buenas de Dios y nunca lo malo?(Job 2:10)
Job nos da cátedra de un evangelio distinto, realista, práctico, que confronta. No trata solo de bendiciones, ni de prosperidad. A pesar de toda su dificultad, en ese proceso, Job fue entendiendo más a Dios, y fue reconociendo que la vida de todo ser viviente está en manos de Dios, no depende del dinero, de la seguridad, de la fama, ni la posición o de ninguna otra cosa.
Aun en medio del desprecio que recibió, porque la gente se aleja del que considera que está en mala, Job solo sabía una cosa: Sé que mi Redentor vive, y un día por fin estará sobre la tierra, todavía en mi cuerpo veré a Dios. (Job 19:25-26).
La mayor ignorancia es no darse cuenta que necesitamos de Cristo para alcanzar la vida eterna.
Posiblemente nadie aun en la Biblia había hablado de resurrección, como lo hizo Job. Estaba profetizando la muerte y la resurrección de Jesucristo. Y se preguntaba por qué prosperaban los malvados. Job 21:7. Hasta que Dios, desde un torbellino, interviene, y le hace algunas preguntas a Job. ¿Dónde estabas tú cuando le puse los cimientos a la tierra? ¿Quién contuvo al mar en sus límites? ¿Quién le ordena a la mañana que aparezca y a luz del día que se extienda en los confines de la tierra? Job 38:13 Cuando Job escuchó esas interrogantes, solo atinó a decir: hablaba cosas de las que no sabía. Job admitió su ignorancia espiritual. Solo había oído de Dios, pero ahora sus ojos lo habían visto.
Se retractó y se arrepintió. Y Dios le sanó, y le duplicó la vida y las bendiciones materiales, familiares y espirituales.