La ilusa máquina de razonar

La ilusa máquina de razonar

JOSÉ MANUEL GUZMÁN IBARRA
Ramón Lull (1232 1315), el primer catalán, inventó una maquina para pensar; la cuál   según se ve en wikipedia  era de naturaleza mecánica, en ella las teorías, los sujetos y los predicados teológicos estaban organizados en figuras geométricas de las consideradas «perfectas» (círculos, cuadrados y triángulos)».

Su funcionamiento se conseguía «al operar unos diales y palancas, girando manivelas y dando vueltas a un volante, las proposiciones y tesis se movían a lo largo de unas guías y se detenían frente a la postura positiva (certeza) o negativa (error) según correspondiese. Según Llullus, la máquina podía probar por sí misma la verdad o mentira de un postulado.

Esta máquina se le conoce como Ars Magna, que en latín significa el Gran Arte o el Arte magnífico, entendido el arte como la pericia y habilidad en la producción de algo, en este caso la maquina proporcionaba la máxima pericia en razonar. Borges le llama la maquina del pensar, mientras que wikipedia se refiere a ella como una maquina de lógica. En la historia de la Filosofía de Julián Marías se le considera un procedimiento.

Las pistas que tenemos del objetivo de tan inusual e ingenioso «invento» era la de dar «prueba racional irrefutable de la verdad cristiana» a los sarracenos. Lull creía como todavía creen muchos en el siglo XXI en una verdad demostrable, matemáticamente verificable (Leibniz adoptaría esa idea siglos después) de los atributos de Dios. La máquina era consecuencia de su certeza de que la verdad existía de tal manera inmutable que su maquina podía revelarla.

Borges, el mayor de los escépticos, lacónicamente determina que la maquina, compuesta por círculos, subdivididos en nueve cámaras, hecha para pensar, simplemente no funciona. La pretensión de que al alimentar la máquina con todos los atributos de Dios considerados inherentes, articulados entre sí, daba resultados curiosos como que la gloria es eterna, que la eternidad es gloriosa, que el poder es verídico, etcétera; resulta ingrata: «Nosotros ya sabemos que los conceptos de bondad, de grandeza, de sabiduría, de poder, y de gloria, son incapaces de engendrar una revelación apreciable».

En cambio, propone que los contemporáneos alimenten la Ars Magna de manera distinta, alejados de las vanas palabras del original, como: Plusvalía, Proletariado, Capitalismo, Lucha de Clases, Materialismo Dialéctico, Engels. Yo añadiría: Irak, Armas Químicas, Terrorismo, Paz Mundial, Bush, Bin Laden, Hedonismo, Capitalismo, Petróleo. Siguiendo la propuesta de Borges en nuestro país podríamos cargar la maquina con  palabras como: Periodistas independiente, Gobierno, Pobreza, Partidos Políticos, Sociedad Civil, Quehacer Político, Congreso, Izquierda. Vale decir que Borges exculpó a Lullus porque era un hombre «no lo olvidemos, del siglo XIII», mientras que no lo hizo para los que buscarán intentar repetir el ejercicio hoy, al señalarlos como igualmente ingenuos. Una finísima ironía.

Además de las infinitas posibilidades literarias, es importante puntualizar que sin que medie ironía o burla alguna, el autor del Ars Magna hizo grandes aportes al pensamiento y las matemáticas. En materia religiosa podría considerarse como el fundador de la teosofía  quizá por eso el hoy beato Lull fuese condenado por los papas Gregorio IX y Pablo IV , en materia filosófica influyó en Leibniz, como hemos dicho, y en matemáticas su «invento» puede interpretarse como precursor de la computadora. En cuanto a convencer a los moros, hay que decir que falló, pues el beato Lull murió a manos de una turba musulmana.

El Ars magna, por otra parte, no constituye un solo descubrimiento fijado de una vez para siempre, sino una serie de intentos de Lull que incluyeron varios ensayos de simplificación y clasificación de los saberes. Y esto es lo particularmente relevante, hace 700 años que buscamos la verdad mecánica de nuestras creencias y conceptos, con los mismos resultados. ¿Será que queremos que pensar sea mecánico y no puede serlo? ¿Será que no es posible reducir los atributos de dioses contrapuestos a unos pocos conceptos? ¿Será que no es posible forzar un arreglo con los «sarracenos» desde los pocos conceptos que manejamos?

La Ars magna sirve como espíritu pero no como método. El esforzarse en encontrar la razón, puede que no coincida con el concepto de verdad, y lo que creemos como verdad puede que gire como los círculos de la máquina lógica de Lull con distintos resultados… pero desde Descartes sabemos que la razón no es la facultad de producir ideas sin verdad y sin realidad; si no es capaz de apoderarse del mundo…, si no es capaz de trascender, ser capaz de ser verdad, no merece llamarse razón. Cogito ergo sum.

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