La ilusión del reconocimiento y  el proceso   de paz Israelí-Palestino

La ilusión del reconocimiento y  el proceso   de paz Israelí-Palestino

MOSHE (MARCO) SERMONETA
Embajador de Israel

Los recientes actos por unos países latinoamericanos de reconocer oficialmente un estado de Palestina dentro de las lineas (que nunca fueran reconocidas como “fronteras”) del 1967, no tienen otro significado que una expresión política de opinión. Además, este reconocimiento – sin acuerdo de paz -es contraproducente, y es un obstáculo para las negociaciones de paz. Los esfuerzos incesantes por los dirigentes de la Autoridad Palestina con los estados  para alcanzar un reconocimiento de estadidad unilateral entre las líneas del 1967 está en contravención de las resoluciones de la ONU, que exigen una solución a través de un proceso de negociación directa, libre y aceptada entre las partes, incluso sobre el tema de las fronteras. Peor aun, estos esfuerzos, que circunvalen el proceso de negociación testigado y garantizado por la comunidad internacional, van en contra a los compromisos palestinos en sus acuerdos con Israel que sirven como base y fundamento para el proceso  de  paz. Cabe recordar que los varios acuerdos entre la OLP e Israel, suscriptos desde el comienzo del proceso de paz en 1993, confirman la intención y el compromiso de las partes a negociar fronteras permanentes. En ninguna etapa de las negociaciones hubo jamás una determinación de la frontera futura como una línea basada en “las fronteras del 67”. Mas importante, la propia Autoridad Palestina ya ha aceptado el principio de intercambio de territorios según el cual a cambio de un determinado porcentaje de Cisjordania que Israel dejaría en sus manos en el marco de un acuerdo para no tener que desmantelar el grueso de los asentamientos, entregaría a los palestinos un territorio de iguales dimensiones de su propio territorio soberano. Ademas de lo anterior, parece que los dirigentes palestinos, por su propia mano, socavan y perjudican a cualquier ambiente razonable de negociación o de bona fides entre partes que buscan establecer relaciones pacíficas entre ellas. Esto lo hacen a través de una serie de acciones ofensivas, tales como las declaraciones hostiles de sus principales negociadores, tanto en relación con la población interna palestina y vis-á-vis la comunidad internacional; abierto estímulo y iniciación de procedimientos judiciales en tribunales internacionales y nacionales extranjeros contra líderes y funcionarios israelies, y otras actividades en estados extranjeros destinados a socavar el estado de Israel; intentos de utilizar y abusar de la comunidad internacional para poner en cuestion el patrimonio nacional y histórico del pueblo judío; y diaria incitación oficial en las escuelas, las universidades, y en los medios de comunicación palestinos.

Estas acciones, combinadas con la insistencia continua palestina de no reconocer el derecho de Israel a existir como estado judío – o sea, de negar al pueblo judío un derecho reconocido desde hace tiempo por la comunidad internacional, mientras paradojicamente, apuntan de lograr el mismo derecho para ellos mismos – y mientras se siguen negando de abandonar su exigencia de que Israel permita el ingreso de más de 3 millones de descendientes de refugiados palestinos, lo que implicaría el aniquilamiento de Israel por la vía demográfica, son las verdaderas amenazas a un exitoso proceso de paz entre los dos pueblos.

En un momento que los palestinos se niegan a volver a la mesa de negociaciones, un reconocimiento de un estado entre determinadas lineas los alentaría a no reanudar ningún tipo de negociación. Decir, como algunos gobiernos latinoamericanos ya han sugerido, que el reconocimiento  da  al proceso de paz un impulso, no sólo esta lo más lejano de la verdad, sino que simplemente es un insulto, por lo menos al sentido común, si no a la inteligencia de los israelíes. Por lo tanto, si la comunidad internacional está interesada en adelantar el proceso de paz, ya es hora de que ella inicie poner preguntas difíciles a los palestinos con respeto a sus acciones controvertidas.

La mayoría de los israelíes acepta dos Estados

 Por lo tanto, si la comunidad internacional está interesada en adelantar el proceso de paz, ya es hora de que ella inicie poner preguntas difíciles a los palestinos con respeto a sus acciones controvertidas. La gran mayoría de los israelíes, así como una secuencia de gobiernos, ya han aceptado la solución de dos estados, por tanto han escogido renunciar a un sueño inalcanzable a favor de un futuro  potencialmente mejor. ¿Es el liderazgo palestino capaz y dispuesto a dejar de estar desconectado de la realidad, a hacer lo mismo?

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