La Iglesia en su conjunto, católica mayoritariamente por tradición, pero aun dentro de la diversidad de nuestra nación donde se respetan las creencias, representa para la sociedad entera, una garantía que contribuye al moldeamiento conductual. Un valladar contra las contaminaciones extrañas. Una luz que orienta. Lo que junto al movimiento cristiano, repito, en su conjunto, debe y tiene que ser apoyada por todos los que tenemos fe. Los que tememos a Dios. Porque a través de su hijo Jesús, marcó la diferencia entre lo bueno y lo malo y nos prometió vida eterna.
Pero aún para los no creyentes o los que se denominan agnósticos, la Iglesia es un soporte que le brinda, si no a ellos, a sus hijos, la luz que ilumina el camino hacia las buenas costumbres.
En ese sentido, quiero aprovechar este espacio para resaltar lo que representa dentro de la Iglesia, la Conferencia del Episcopado Dominicano. Constituida oficialmente en septiembre del año 1962 por la Santa Sede, bajo el papado de Juan XXIII.
Desde esa fecha, hace ya 60 años, los obispos que conforman la CED han estado orientando al pueblo dominicano a través diferentes documentos como: Carta Pastoral, mensajes y comunicados. Además de su participación en la convivencia social, la familiar y la fe. Sin dejar de mencionar las diversas comisiones nacionales de Pastoral, espiritualidad, liturgia, familia, asistencia social, educación, movilidad humana, entre otros. La relevancia de la Iglesia que peregrina ha sido notoria.
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Este aporte, independientemente de las creencias que cualquiera pueda tener, en un país, repito, en el que se respeta la libertad de religión, es sumamente importante. Ya que de alguna manera ha servido, no solo para la sana orientación de los dominicanos, sino que ha constituido un muro de contención contra influencias confusas.
Hay personas que en ocasiones tienden a denostar la acción de los religiosos, en especial a los sacerdotes católicos. Sin detenerse a pensar en los aportes que han hecho y le hacen a la sociedad. Ignorando los sacrificios que realizan. Olvidando que son seres humanos. Y en ese mundo lleno de dificultades y tentaciones, les dedican todo el tiempo a los demás. Sacrificando sus vidas personales y resistiendo todo lo que cualquier ser humano confronta en el diario vivir. La mayoría de ellos solo contando de la mano divina, su creencia y apego a la fe.
Los que me conocen saben, porque así fuimos criados, que respetamos las ideas de los demás, pero exigimos que se respeten las nuestras. Fuimos inducidos desde pequeños a entender las diversidades. Antes que lo recalcara un santo padre, a procurar la unidad dentro de la diversidad.
Por eso debemos respetar y reconocer la labor que realizan los sacerdotes, pastores o religiosos. Reconocer la importancia que representan para toda la sociedad en el orden moral, ético y de civismo. Porque reconociendo la labor que realizan, contribuimos a fortalecer nuestras tradiciones. Construimos murallas insalvables a las malas enseñanzas. Por eso la importancia de la Conferencia del Episcopado Dominicano. Por la gran labor de los obispos en la señalización de los caminos hacia la convivencia sana y humana.